Destinada al Ciego Desalmado
Desde que Kerem Lancaster perdió la vista, se negó a mostrar debilidad. Siempre había sido un hombre arrogante, que ahora era extremadamente frio, cruel, imponente, y sobre todo, despiadado con sólo existir. Rechazaba su condición, rechazaba su cuerpo, su casa, y a todos los que se atrevieran a compadecerlo. Vivía como si el mundo entero debiera pagar por lo que él había perdido.Y sumado a eso, estaba aquella imposición del viejo que ya estaba bajo tierra. Una jovencita a la que debía "proteger", como si él fuera un malditø tutor y no el heredero legítimo del imperio.