CAPÍTULO 66.
—¡No permitan que crucen esta línea! —rugió Kael con la voz rota por la furia, mientras sus ojos ardían como antorchas—. ¡Cada paso que den hacia el pueblo será sobre nuestros cadáveres! ¡Protéjanlos! ¡Cada niño, cada anciano, cada vida inocentes sagrada.
Sus palabras retumbaron como un trueno entre la manada. Kael se giró con los colmillos apretados, clavando la mirada en sus hermanos.
—¡No estamos aquí para sobrevivir, estamos aquí para resistir! ¡Para demostrar que aún queda honor entre nosotros! ¡Somos Valragh! ¡Y esta noche, si el enemigo quiere fuego… entonces lo tendrá! ¡Pero no tocarán Luzbria mientras sigamos respirando!
Un aullido desgarrador emergió de su pecho, arrastrando tras de sí el eco de toda su manada. Una fuerza imparable de colmillos y lealtad descendía como una sombra feroz sobre los invasores… por todos aquellos que, tras sus puertas cerradas, esperaban un milagro en medio de la oscuridad.
El caos se había apoderado de Luzbria, cubriéndola como un manto oscuro b