Camila
—Buenos días —saludé cuando el profesor Zabala contestó la llamada al segundo intento—. Soy la Reportera Camila Rivas de la revista Libertaria. Me gustaría conversar con usted sobre el programa de becas del concejal Ernesto Ocariz.
—Buenos días, señora Rivas —contestó el profesor—, lamento no poder ayudarla con eso. En este momento estoy a punto de comenzar una clase.
—Oh, disculpe. Dígame, ¿qué día podría concederme una entrevista?
El hombre no habló. El silencio se prolongó por varios segundos, tantos que pensé que la llamada se había desconectado.
—No estoy seguro —dijo al fin—. Estamos en finales…
—Le aseguro que no le quitaré mucho tiempo, unos minutos apenas.
—Bueno, tengo unos minutos el viernes al mediodía.
—Viernes —dije anotando en mi agenda—. Perfecto.
—Espero no sonar maleducado, pero debo irme.
—Gracias por su tiempo, profesor.
Zabala colgó la llamada y yo me quedé mirando la pantalla de la computadora, la cual mostraba el sitio web de la Fundación Horizontes.
Seba