El verano se instala sobre Londres con una luz dorada y perezosa, la misma que baña los primeros días de una nueva era para los Winchester. El Consejo de la Red Aurora ha celebrado su tercera sesión plenaria, y Lion y Olivia, sentados en la última fila como observadores invitados, asisten a un milagro que ellos mismos hicieron posible: su creación discutiendo, debatiendo y decidiendo su futuro sin ellos. La sensación es extraña, un vértigo agridulce de orgullo y desapego. Su rol ahora es el de la memoria institucional, el faro que se consulta en la niebla, no el timón que dirige el barco.
En la Fundación Aurora, la vida ha adquirido una textura diferente. El bullicio es el mismo, pero la fuente de la autoridad se ha difuminado. Un nuevo director gerente, seleccionado por el Consejo entre candidatos internos, es quien firma los documentos y preside las reuniones operativas. Es eficiente, joven, y trata a Lion y Olivia con un respeto que bordea la reverencia, lo que a veces les hace sen