C11: La verdadera madre de Charlenne.
Dentro de la habitación se escuchaba el llanto de Charlenne. La pequeña se había echado boca abajo sobre su cama, con el rostro hundido en la almohada, mientras su cuerpecito temblaba entre sollozos entrecortados. Los ojos se le habían enrojecido, y su respiración era un vaivén desordenado de tristeza e indignación.
Desde el otro lado de la puerta, la voz de Raiden intentaba alcanzarla.
—Charlenne, por favor, ábreme la puerta —articuló, apoyando la palma contra la madera—. Solo quiero hablar contigo.
Pero del otro lado, la respuesta fue un grito quebrado.
—¡Vete, papá! —exclamó Charlenne, sollozando—. ¡No quiero hablar contigo, no te quiero ver hoy!
Raiden se estremeció al escucharla. Su hija jamás le había hablado de esa forma.
—¿Por qué me dices eso, pequeña? —preguntó con suavidad—. Solo ábreme la puerta, por favor. No tienes que llorar. Vamos a hablar, ¿sí?
—¡No, papá! —replicó la niña—. Fuiste muy malo… ¡fuiste muy malo con mi amiga! No quiero hablar contigo.
Raiden cerró los oj