El salón principal de la mansión del gobernador brillaba bajo las arañas de cristal. Música suave de cuerdas llenaba el aire mientras las copas de champán tintineaban entre risas y conversaciones animadas. Todo aquel que fuera una personalidad importante en Miami estaba allí: empresarios, políticos, damas de sociedad, artistas… era la cúspide del prestigio.

—Sonríe querido, que esta es una noche importante —susurró Catalina mientras llevaba a Mauricio al próximo grupo de hombres importantes.

Catalina toda elegancia y sonrisas se lo estaba pasando en grande.

Había triunfado ante la sociedad de Miami.

Poco más de un mes antes, su esposo la había hecho quedar como una pobre mujer sufrida, traicionada y abandonada por una más joven, hoy, ella del brazo de Mauricio y con un hermoso traje, declaraba que era una reina. Que podía conseguir uno mejor que su esposo en un instante.

Y eso era Mauricio…

La cara joven, la promesa.

Así lo presentó el gobernador, como “una p