Capítulo 15. A la guerra no se va con miedo
Mauricio se había despedido de su primer cliente cuando Mimí entró a su despacho y lo miró con una ceja alzada.
—No sé qué estás haciendo, pero será mejor que dejes de autosabotearte.
— ¿De qué hablas, Mimí?
—Afuera está el señor Rubén Machado, y ha dicho textualmente: “Trabajo a partir de las seis de la tarde, puedo esperar a que Mauricio tenga un hueco en su agenda y me atienda.”
Mauricio no estaba sorprendido. Su exsuegro no era hombre de bromas.
—Hazlo pasar.
Mimí lo fulminó con la mirada.
—Lo único que te voy a decir es que, si piensas revolver el pasado con tu ex, solo te vas a buscar problemas.
Mauricio no respondió. Se puso de pie y esperó.
Rubén entró con paso firme. Mauricio le tendió la mano, y el hombre la apretó con más fuerza de la necesaria. Mauricio no se quejó.
—Usted me dirá, don Rubén, ¿qué se le ofrece?
—Pues vengo a hacerte la misma pregunta, Mauricio.
Mauricio sostuvo su mirada, pero no encontró palabras.
—Siempre has sido i