Capítulo 16. Pantomima
Mauricio estaba en la entrada del edificio, confundido por la extraña petición de Catalina.
Había recibido un mensaje de ella que decía: Quiero que vengas al centro comercial frente al bufete.
Mauricio de inmediato contestó: No puedo, tengo mucho trabajo. ¿Qué necesitas?
Entonces ella pidió: Espérame en la entrada del edificio, ya voy para allá.
Catalina lo saludó de abrazo y beso en la mejilla.
— ¿Cuál es el afán? —Preguntó Mauricio—. ¿Pasó algo?
—Es una tontería, no te costará nada. Quiero que me acompañes a la joyería que hay aquí mismo, planta baja del centro comercial.
Mauricio la observó pasmado.
—Quieres aparentar tanto que todos verán que es sobreactuado —le dijo con desdén—. Nadie creerá que quiero ponerte un anillo en el dedo sin siquiera haberte divorciado. Apenas te conozco.
— ¿Acaso no puedes ser un amigo que me acompaña de compras?
— ¡No! ¿Qué hombre en su sano juicio va a un centro comercial con una mujer? Al menos yo no.
Y eso tení