Capítulo 14. La carcacha perdida
Al siguiente día en la mañana y con la luz del día, el viejo Chevrolet desentonaba más con el Audi. Pero era más importante, y por mucho.
Mauricio estaba feliz de su éxito profesional, pero había cosas que sencillamente el éxito no podía comprar.
Cómo los recuerdos asociados a esa carcacha, como le decía Verónica.
Recordarla lanzando la llave le dolía. De alguna manera representaba que botaba los recuerdos de ambos, de cualquier cosa que él representara en su vida.
Su teléfono vibró con un mensaje.
Verónica
Buenos días.
Mauricio puso los ojos en blanco y esperó mientras los tres puntitos titilaban avisando de otro mensaje.
¿Tienes idea de si una grúa se llevó mi carro?
Mauricio escribió:
Buenos días.
Esperó unos segundos solo para castigarla, estuvo a punto de decirle que él lo tenía, pero al final escribió:
Arrojaste las llaves, quizás alguien consideró que no lo querías. Ya sabes, la basura de unos es el tesoro de otros.
La aplicación le indicó