Capítulo 41

"De ninguna manera iba a aceptar unas disculpas tan pobres como las que me estaba ofreciendo"---pensé.

Llevo días dando vueltas a la última visita con la que me sorprendió Felipe. Tenía un porte muy elegante y era tan guapo.¿ Por qué me tuvo que decepcionar así?¿Por qué me falló de esa forma? Si le perdono ¿qué hago yo con todo el dolor que acribilla mi corazón? ¿Qué hago yo con esta alma que no ha encontrado su paz? Se supone que el perdón curra tus heridas, o al menos las acaricia para que el dolor disminuya, pero en mi caso no es así. Todo el tiempo que mi marido estuvo desaparecido me planteé perdonarle para poder vivir en paz, habrá tenido sus motivos para dejarme atrás.

Recuerdo que dos semanas después de que se fuera, dormía llorando y me despertaba llorando. No comí nada durante días, y mi garganta se estaba secando por no ingerir ni una gota de agua. Pero poco a poco me di cuenta que si yo no me levanto, nadie lo va a hacer por mi. Sequé mis lágrimas,respiré profundo y me di un baño bastante largo. Tanto fue que me dio tiempo juntar mis pensamientos y borrar cualquier rastro de cansancio que había acumulado durante todo este tiempo. De vez en cuando por mi mente pasaban recuerdos que "me obligaban" entristecerme y alguna lágrima se me escapaba con eso, pero rápidamente me recomponía.

Hace días recibí un ramo de flores junto a una carta, mis flores favoritas y un sobre de color rojo. En la carta , Felipe me pedía que le acompañara a una cena donde me explicaría la razón de su ida, y también me dejaba un número de teléfono al que le confirmara mi presencia. Todavía no le decía si iba a aparecer o no, básicamente porque ni yo misma lo sabía.

"Amada mía,

La razón por la que te molesto una vez más es para pedirte una última oportunidad, hablemos por favor.Sé que te escondí muchas cosas pero si me dejarás hacer un último intento para hablarte, te prometo que me entenderás. Si no vienes, no te molestaré más y dejaré que seas feliz con quien tu quieras. Esperaré por ti.

Te sigo amando...siempre tuyo,"

Bastante temprano me duché, me vestí y apliqué un maquillaje muy suave. No era mi intención esconder nada, ni la mirada llena de furia que se apoderó de mi, y tampoco la tristeza que acorralada mi alma. El espejo parecía entenderme, ya que cuando vi mi reflejo, recordé alguna escena que lentamente mataba mi alma. No tenía ni idea que lo que estaba por oír cambiaría mi vida para siempre.Lo único que me preguntaba era ¿por cuánto tiempo más seguiría así? Sabía de antemano que las dudas carcomian mi ser, tan bien como sabía que talvez nunca más confiaría en el hombre que creí el único en mi vida.

Cuando llegó la hora abandoné la silla del salón comedor que había ocupado por dos largas horas. Salí y como dando un paseo, caminé hasta el restaurante. Necesitaba despejar mi mente para que de alguna forma, dejar lugar a nueva información, valiosa talvez.

Desde la puerta del restaurante le vi, tan guapo y siempre tan elegante. Sentí mi corazón latir con fuerza, era el único hombre que pude amar de esa forma. Con pasos lentos dirigí mi cuerpo hacia el, como si se tratara de un castigo al que no quería cerca. El me seguía con su mirada fija puesta en mi. Se levantó para retirar la silla sin dejar de verme a los ojos. Tomé asiento y sentí su respiración en mi nuca, cuando de golpe habló.

- Gracias por venir...--- su aliento erizó mi piel. Casi pierdo los estribos por completo cuando me cogió de los brazos y apretó suavemente.

Se sentó de nuevo en su silla y por largos minutos ninguno de los dos articuló palabra. Yo apenas respiraba y el no me quitaba el ojo de encima.

- Isabel...

- Habla...---soltamos los dos al mismo tiempo. Su risita me hizo levantar la mirada.

- Tu primero--- le dije, y sin más empezó a contar cosas que ya sabía: que me amó desde el el primer momento, que me sigue amando aunque las circunstancias le obligaron a renunciar por un tiempo...

- ¿Y porqué te fuiste si me amabas tanto? ---levanté la voz y no pude contener una lágrima deslizarse por mi mejilla. Estaba destrozada y hasta ese instante no me había dado cuenta que necesitaba decírselo a la cara.

- Isabel, por favor , sólo quiero que me escuches--- se levantó de su silla y se sentó de cuclillas delante de mi. Limpió mi mejilla con sus dedos y me miró con dulzura. Una lágrima caía de sus ojos, menos mal que estábamos en un sitio apartado aunque en ese momento poco me importaba. Solamente quería gritarle mi dolor a la cara para que el supiera cuanto daño me había hecho; un daño que tal vez nunca podrá remediar.

El camarero se nos acercó y pedimos rápidamente la cena. Esperamos que nos la trajeran en un silencio casi sepulcral, si no fuera por la música de fondo. Nuestra mesa estaba en un sitio bastante apartado y agradecí varias veces que así fuera, aunque en ningún momento pregunté las razones. Ya me imaginaba por que. Cenamos también en silencio , aunque de vez en cuando se escuchaba el choque de la cuchilleria con los platos. La verdad es que no tenía hambre y observé que Felipe tampoco comió mucho.

- No me contaste nada de lo que me prometiste--- decidí romper el silencio y le miré fugitivamente.

- No me dio tiempo Isabel--- dejó de comer y soltó el tenedor---aun así me gustaría verte de nuevo. Lo que te tengo que contar es mucho y temo que hay cosas que no te van a gustar---sentí su mirada inquisidora en mi. Tal parecía que mi marido quería saber lo que pensaba en ese momento.

- ¿Más todavía?--- pregunté con sarcasmo.

Escuché su respiración pesada. Creí entonces que su pena era tan grande que hasta la podía sentir. Me empezaba matar por saber cuanto peso llevaba su alma así que hablé antes de cambiar de opinión.

- Deberíamos de vernos en otra ocasión con más tranquilidad y así me cuentas todo lo que debo saber. Antes de arrepentirme, te quiero dar la oportunidad de liberar tu alma , si es que nos ayuda de alguna forma. No obstante, considero que este matrimonio no tiene futuro,sencillamente porque siempre ha carecido de confianza y sin eso no hay nada. El amor necesita alimentarse, sino muere; y creo que el nuestro está a punto de marchitarse por muy fuerte que haya sido alguna vez.

Levanté la mirada y vi una lágrima deslizarse por su mejilla mientras se mantenía cabizbajo. No pude evitar sentir lástima por el, se me partía el alma sabiendo que no vamos a darnos otra oportunidad. Solamente nos quedaba hablar, decirnos lo que cada uno debería saber y ya , fin de la historia.

- Terminemos la cena--- hablé--- yo ya no tengo paciencia para esperar por que hables. No entiendo porque me llamaste si sabías que vamos a mantenernos en silencio...

- Te echo tanto de menos--- interrumpió. Su voz se quebró y lloró. Sentí un nudo en la garganta, en mi garganta. Por un momento quise abrazarlo y darle de las pocas fuerzas que me quedaban, a ver si de esta forma podríamos seguir juntos. Pero ni yo sabía lo que iba a ser de nosotros.

- ¿Qué nos pasó Felipe? Si lo teníamos todo y eramos felices. ¿Porqué a nosotros? --- lloré con el. Abandonó su silla y se me abalanzó encima abrazándome con fuerza.

Por largos minutos nos mantuvimos abrazados y llorando en silencio. El no dejaba de acariciar mi espalda mientras besaba mi cara llena de lágrimas.

- Perdóname amada mía, te juro que nunca quise herrir tu alma. Haré lo que me pidas Isabel,lo que sea. Si tu crees que me merezco algún castigo por todo lo que te hice pasar, lo tomaré. Solo una cosa te pido, que escuches con calma todo lo que te tengo que contar porque es muy importante. Te darás cuenta porqué me tuve que ir--- unió nuestras frentes mientras me susurraba palabras alentadoras. Su aliento caliente tocaba mi piel ¡Dios mío, como le eché de menos!

- Tengo todo el tiempo del mundo. Te escucharé Felipe, pero no sé si le daré una oportunidad a esto ... no sé siquiera si se puede llamar matrimonio. Estuvimos más tiempo separados que juntos. Aún así--- resoplé con pesar, y el no dejaba de acariciar mi pelo---haz que valga la pena.

Mis últimas palabras fueron a modo de súplica, una parte de mi deseaba con ansia que sus razones fueran válidas y pudieran salvar lo poco que quedaba de nosotros.

- Te juro que valdrá la pena vida mía. Eres lo más hermoso que me ha dado la vida Isabel y lucharé por ti.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App