Capítulo 40

Mi mente divagaba mientras mi mirada se desviaba hacia el tráfico de afuera. De repente, el sonido de mi teléfono sonando me devolvió a la realidad.

-¡Diga!---demandé en voz alta. Silencio. Luego una risita se escuchó del otro lado de la línea. Me ponía muy nerviosa recibir esas llamadas, ya iban meses desde que, no sé quién, me llamaba para mantenerse en silencio. Colgué sin más. Resoplé con pesar mientras pasaba mis manos por la cara. Cerré los ojos y un pensamiento fugaz de quien podría ser pasó por mi mente. Sacudí mi cabeza , no podía ser el ; de sobra sabía que no era el momento.

Caí otra vez en mis pensamientos, en cómo hubiera sido si, o en cómo estoy ahora con toda esta situación. Comparaba cada acontecimiento de mi vida, momentos tristes y felices, tanto que , llegué a pensar que todo lo que se me había escondido saldrá a la luz poco a poco.

El teléfono sonó una vez más.

- ¡ Diga!---alcé la voz sin mirar la pantalla.---si vas a seguir llamando avisaré a al policia.

-¿Isabel?---la voz de Daniela se escuchó preocupada.---¿estás bien?

-Sí---contesté apenas.

Daniela fue y sigue siendo mi única amiga verdadera, por lo que no quiero fallarle de ninguna forma.Aunque las circunstancias nos han empujado a tomar algo de distancia, después de la desaparición de mi todavía marido, ella me brindo su apoyo absoluto en todo momento.

- Isabel ¿ estás ahí?

- Sí---contesté de mal humor.

- Me gustaría verte amiga.

Otro recuerdo de antaño invadió mi mente. Después de la partida de Felipe mi amiga y David fueron los que aguntaron mis llantos. Con mis suegros hablaba de vez en cuando y con mi madre como de costumbre. Desde hace unos meses atrás no tenía ganas de nadie, solamente iba a trabajar y cuando volvía me centraba en seguir estudiando para terminar cuanto antes mi carrera; total, me faltaba un año. La única que realmente llenaba mi alma de alegria en todo este caos, era mi niña. Tan dulce e inocente como siempre, me iba a visitar el próximo mes para estar conmigo lo que restaba del verano. La esperaba encantada de la vida, se estaba convirtiendo en toda una señorita y necesitaba mi apoyo total. Como hermana mayor, se lo iba a dar sin pensarlo dos veces. Estoy segura de que si ella fuera consciente del dolor que atravesaba mi alma , iba a hacer lo mismo por mi. Pero todavía es muy chiquitita y no sabe nada de eso. Y mejor, haré lo que esté en mis manos para arreglar mis mierdas hasta entonces y no arrastrarla en todo esto.

- Isabel, por favor háblame.

Apenas entonces me di cuenta que tenía la cara mojada por las lágrimas. Algunas todavía salían y otras se habían secado en mis mejillas.

- No sé si es buena idea Dani, todavía me estoy recuperando. Además de que tengo la cabeza llena de pensamientos a los que no quiero dar rienda suelta. Ya sabes , lo de Felipe...

- Amiga---me interrumpió--- ¿porqué no le das una oportunidad? Te mereces una explicación y el te la debe. Además necesitas hablar con alguien y para eso estoy yo--- insistía.

Mi mente se fue otra vez y ahora viajó en el momento en el que mi marido volvió. Un Felipe abatido, con una barba de meses y un rostro descuidado, apareció en mi puerta hace un tiempo atrás. Simplemente no lo reconocia por mucho que lo mirase. Abrió la boca para hablar pero tal pareció que le habían comido la lengua. Sus múltiples intentos de hablarme habían fallado , claramente no me iba a dejar convencer con facilidad. Todas las veces que quiso acercarse, fueron en vano. Yo le huía.

El primer año de casados lo disfrutamos muy enamorados. Íbamos juntos a todas partes y todo el mundo sabía que nos pertenecíamos. El amor, las caricias y las promesas de estar juntos para siempre no faltaron de nuestro día a día. Dijimos que todavía no era momento para tener hijos porque teníamos que terminar las carreras, pero hacíamos planes de futuro. Un futuro muy brillante juntos. Nunca imaginé que pasaría por esto.

- Isa,amiga, vamos a salir a dar un paseo y hablamos---insistió Dani

- Mañana después del trabajo---interrumpí cortante, porque sí trabajaba. Después de su partida tuve que cambiar de carrera. Renuncié a la de literatura que tanto amaba para estudiar administración de empresas. Alguien tenía que llevar el restaurante que Felipe abrió en la ciudad , ya que mi suegro no podía hacerlo. Aparte del restaurante que mi marido tenía en su ciudad natal,mi suegro tenía sus propios negocios. De todas formas, cumplí mi sueño cuando publiqué mi primer libro, tanto que la literatura seguía siendo lo que más amaba.

- Hoy, por favor, necesito verte. Deja de darme largas. Eres mi mejor amiga , te echo de menos---soltó cabreada. Fruncí el ceño, Dani podía ser muy bruta cuando se lo proponía. Resoplé con pesar. Sentí a mi amiga a punto de explotar.

- Está bien, nos vemos en una hora en el mismo sitio de siempre.

Colgué sin darle tiempo a añadir nada más. Encaminé mi cuerpo hacia el baño y disfruté de una larga ducha. Vestí ropa holgada pero adecuada para aguantar el calor de Julio y salí de mi casa para encontrarme con mi amiga. Otra vez me inundaron pensamientos que ya no quería tener. Me molestaban y me hacían tanto daño que solamente necesitaba apartarlos pero también era muy consciente de que hasta que mis heridas no sanaran, se quedarían allí para seguir doliendome.

El parque estaba repleto de gente. Niños jugaban y gritaban y por aquí y por allá se veía grupos de amigos riendo de alguna anécdota. Daba gusto realmente ver que había gente muy feliz. A lo lejos pude ver a mi amiga coriendo como loca hacia mi. Me abrazó con fuerza y escuché su llanto .La aparté despacio y le sequé las lágrimas con un pañuelo blanco. Lo cogió y siguió el procedimiento mientras sorbia los mocos.

- Pareces una niña chica--- solté una risita si dejar de verla--- vamos a por unos refrescos---ofrecí.

Compramos del quiosco unos helados y unos refrescos y nos sentamos para disfrutarlos. Escuché el gemido de Dani cuando le dio la primera lamida a sus helado de vainilla.Le encanta la vainilla, sin embargo a mi me gusta chocolate negro con cereza. Recuerdo que en el restaurante que Felipe abrió en la ciudad, uno de los postres favoritos era una tarta de chocolate negro con cereza, que el mismo inventó.

- Isabel, David y yo estamos preocupados ¿sabes? Últimamente no nos hablas.

Y era verdad. Me había encerrado en mi misma y solamente hablaba conmigo.Llevaba meses así, sumida en mis pensamientos dentro de mi soledad. Me estába a ostumbrando a eso y no era para nada bien. Felipe me buscó por un tiempo y una de las últimas veces que le vi, llamé a la policía. Insistía tanto que daba miedo. Yo necesitaba tiempo y el no me lo daba. En medio de la locura hablé con un abogado y este lo aconsejó que sería mejor viajar un tiempo con su familia. Prometió hacerlo y ahí me quedé más tranquila, aunque de todas formas cambié las cerraduras de todas las puertas e instalé una alarma.

-¿ Sabes algo de Felipe ? ---desperté con la pregunta de Dani.

- No y es mejor así---añadí con el ceño fruncido.

- David y yo...

- David fue su mejor amigo Daniela, y va a seguir siéndolo. Entiendo que lo quiera ayudar. Pero ...

- Isabel, Felipe ...

-No quiero saber nada ¿Ok?---le corté la frase.---El me escondió muchas cosas---me levanté y di unos pasos.Pude escuchar a Dani casi corriendo detrás de mi---Luego también me mintió. De verdad ¿creés que una relación sincera se basa en mentiras? ¡No ha hecho más que mentirme!--- alcé la voz dándome la vuelta hacia ella.

- Amiga,por favor...si le dieras una oportunidad, tal vez el te podría sacar de dudas---completó Dani haciendo ojitos. Es tu marido Isabel,déjale que te explique. Todo esto tiene una explicación, David me lo dijo y yo confío en el.

- David es su mejor amigo ,es normal que lo defienda. No lo juzgo por eso , ni a ti tampoco, pero creo que solamente el tiempo dirá la verdad. Mi marido estuvo fuera por mucho tiempo, poco más de 2 años no supe nada de el. Además...fueron más cosas de las que no quiero hablar ahora.

Desde que mi pobre padre falleció yo ya no soy la que era. Ahora veo la vida de otra forma. Por qué sí, mi padre falleció antes de que mi marido desapareciera. Felipe sabía de los problemas de salud de mi progenitor y me lo escondió alegando que no quería preocuparme. Mi madre le "ordenó " que no me dijera nada , según el.

Mi suegra se ha convertido en el apoyo absoluto de mi madre y mi suegro en el de las dos. La vida da muchas vueltas y toda verdad sale a la luz. Siempre he dicho que la mentira tiene patas cortas y se me ha demostrado que así es.

No sé lo que pasará con nosotros, el tiempo dirá. Lo que sí sé es que quiero darle tiempo al tiempo , y si mi marido tuvo razones de sobra para comportarse así, ya lo veremos.

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