Mundo ficciónIniciar sesión- Mi madre me ha decepcionado---digo en un susurro.
- Isa, cariño--- mi marido no paró de acariciarme el pelo--- ella es una mujer libre. Ha sido fuerte por vosotras , pero ahora necesita ser feliz. Se merece eso, cariño. Felipe llevaba varios minutos acariciando mi cabeza mientras me daba ánimo. - Pensaba que mi padre era el amor de su vida, pero veo que no es así--- susurré decepcionada. Hablábamos muy bajo, pues mi Sofía estaba durmiendo. Decidimos llamar Sofía a nuestra princesa. Mi abuela paterna se llamaba así y sie,pre prometí a mi padre que si algún día tendré una hija, la llamaré como su madre. Sofía Hernández Blanco, nuestro amor eterno. -Carlos amó a su madre con todo su ser y aunque no estaban en muy buenas relaciones, el la veneraba---mi suegro me lo comunicó en una de sus visitas.--- Habéis hecho muy bien en llamar así a mi nieta, el se sentiría muy orgulloso de vosotros. Nosotros también lo estamos no cabe duda y los queremos mucho , de eso que no tengan duda--- su mirada se movía de nosotros a mi hija y el orgullo se leía en su cara. La felicidad se había apoderado de todos nosotros y no había lugar para tristezas y momentos amargos. Creo que ya tuvimos bastante amargura. Cuando mi hija cumplió 2 meses recibimos una visita inesperada, tan inesperada que casi me da un infarto. Llamé a mi marido para pedirle que cancelara todas sus reuniones del día en curso y del siguiente, ya que, nos tomaría bastantes horas para asimilar lo presenciado. - No es que no nos guste recibir visitas, pero si hubieran avisado, nosotros podríamos haber gestionado mejor nuestro tiempo libre--- Felipe intentaba suavizar un poco la tensión que se había creado en nuestra casa. Desde luego que me llevaba mejor con mi suegra que con mi madre, y eso se debía a que mi madre estaba bastante lejos y no solamente. Los padres de Felipe compraron un piso a una manzana de nosotros y Gonzalo trasladó parte de sus negocios a nuestra ciudad. Muy pocas veces tenía que viajar y eso nos venía de maravilla por el vínculo tan importante que se había creado entre nosotros. Lo que menos quería aceptar era el vínculo que tenía mi madre con su "amigo", que por cierto era mi progenitor. No cabía en mi ningún pensamiento de aceptar a ese hombre, ni tampoco de darle la más mínima oportunidad, por muy insignificante que pareciese. Había decidido que no la merecía y que para ganar un poco de atención le quedaba muchísimo trabajo por hacer; un trabajo que requería un largo tiempo y por su situación, el no disponía de nada de eso. - Isabel hija, ya hemos entendido que en tu vida no hay lugar para el , pero al menos háblale--- mi madre rogaba incansablemente. Cedí. Lo hice por mi y por mi hija porque si yo no estoy bien mi hija no está bien. Felipe por su parte relajó bastante su forma de ser y no paraba de insistir en lo mismo. Por otra parte, tenía el apoyo incondicional de los padres de Felipe, pero que me aconsejaban lo mismo. - Y dime I...eh...Isabel--- tartamudeaba el señor en cuestión--- ¿piensas volver a los negocios? Carraspeó con nerviosismo y me vio fugitivamente por debajo de las cejas. - Sí--- contesté firme--- cuando llegue el momento. Por ahora cuido a mi hija y quiero dedicarle a ella y a mi familia todo el tiempo que sea necesario. No quiero que se sientan abandonados ni por un segundo--- Felipe casi escupe la comida de la boca y mi madre me quería asesinar con la mirada. - Creo que es momento de estar en familia cariño--- susurró mi marido dándome un beso en la mejilla.---Lo prometimos ¿recuerdas? Tragué grueso. Aceptar a ese señor en mi vida era lo último que me apetecía, pero pensé que Carlos no estaría orgulloso de mi , y siendo sincera yo tampoco. - Lo siento Michael. Esta reunión es para pasarla bien en familia. - Yo también lo siento Isabel--- por encima de la mesa acarició brevemente mi mano. Me tensé y la retiré sin prisa, y sin más, el hizo lo mismo.--- Aprovecho que estamos todos para decir unas palabras. Sé que no merezco ni una breve mirada de tu parte, pero quiero ir e en paz cuando llegue el momento. Lo que más deseo es que me des una oportunidad para conocernos un poco. - Está bien--- llené mis pulmones de aíre e intenté controlar mi respiración---Creo que ya es tiempo de dejar la tontería a un lado y tratarnos con respeto. No te voy a admirar, eso está claro, pero soy tu hija me guste o no. Aparte, veo que mi madre ha mo e despega de ti---vale, esto lo dije con un poco de despecho. Me mataba saber que Lucrecia estaba tan apegada a un hombre que le prometió el mundo y le dio sufrimiento a cambio de su amor y devoción. - Tu madre y yo estamos en buenos términos y me gustaría vivir un tiempo aquí. Eso implica estar cerca de vosotros y poner un poco cada uno de nuestra parte para que esto sea una familia. - Por si no te has dado cuenta , esto--- hice un gesto con la mano mostrando a cada uno de nosotros--- ya es una familia. - Lo sé, lo sé--- añadió con prisa en modo de disculpa--- créeme que faltaros el respeto no está en mis planes--- me vio rápidamente. - Y ¿qué está en tus planes?---fruncí el ceño--- digo, aparte de pedir perdón y dar por hecho de que se te va a conceder---seguía mirándole y todos se congelaron en sus sillas. - Pasar tiempo con vosotros. Soy consciente de que os perdí una vez por ser un auténtico bastardo--- soltó con enfado a si mismo---y también sé que ya lo perdido no se puede recuperar. Pero no me quites la oportunidad de teneros en mi vida, por favor. No molestaré, me mantendré tranquilo en mi sitio y solo con tu permiso seré parte de tu vida. Casi lloro ,hasta pena me daba por Dios. A lo mejor no se merece nada de nosotros , pero me mantendré alerta. - Está bien. Imagino que os quedaréis por un largo tiempo por aquí--- miré a mi madre y luego volví la mirada hacia el.--- No necesitas mi permiso para visitar a tu nieta, pero si sabes que no puedes cumplir y fallas otra vez , te querré fuera de nuestras vidas. - Uhhh, eres dura --- rio mi suegro. --- ¡Esa es mi chica! ---bebió su copa de un trago haciendo una mueca como de dolor. - La vida te enseña serlo--- mi comentario fue el punto culminante y lo supe por el carraspeo de mi marido y dejó de luz en la mirada de Michael. Mi suegra y mi madre ya venían trayendo a mi Sofía junto con mi Lore que se había quedado vigilando a mi hija. No hace falta mencionar que Sofí pasó por los brazos de todos y mi marido me veía con tanta felicidad como nunca había visto en sus ojos. Eramos una familia y lo seguimos siendo a día de hoy . Me levanté de la mesa y empecé a recogerla, ya que mis niñas captaron la atención de los demás; aún así miré por un momento todo aquello y cuando mi mirada se encontró con la de Michael, este me dio las gracias con un breve movimiento de boca.






