Felipe era todo lo que yo había imaginado alguna vez. Su forma de hacerme el amor y su manera de protegerme me hacían sentir única. Mientras besaba mis labios, sus manos recorría mi cuello y mi piel se encendía como nunca antes. Cerré los ojos imaginándome una escena tan real como la que pasaba. Mis manos empezaron a jugar metiéndose por debajo de su camiseta. Demasiado fácil era provocarle pero me encantaba sentirlo mío y saber que compartirlo con otras , no era una opción. De hecho no lo iba a hacer nunca, y si el se quería ir algún día, pues que la suerte lo acompañe. Mientras tanto lo disfruto porque es mi derecho por ser su esposa.
- Isabel---gimió en mi boca mientras recorría mis mejillas y bajaba sus labios hacia mi cuello . Mordía mi piel y sentía sus labios arder. Mi ser lo deseaba con locura,mi cordura se estaba perdiendo por el camino hacía un nivel de desenfreno desesperante, mi ser seguía los pasos de una pasión nunca jamás experimentada.
De repente sentí su miembro frotándose en mi vientre bajo. Me llevaba a pensar, a no pensar, a dejar mi mente en blanco. Pellizqué su pezón y su fuerte gemido me encendió tanto que mi cerebro no tuvo más remedio que dejarse llevar por el placer. Mi ropa desapareció en un instante. Su ropa no tardó en hacerse invisible. Nuestra desnudez se convirtió en puro fuego y nosotros nos derretimos uno en los brazos del otro,cuando la llama ardió nuestros cuerpos. Nuestros besos hambrientos y la danza de nuestras lenguas nos quemaba sin pedir permiso. No sé cómo ni cuando llegamos al dormitorio y me dejé caer a la cama. Era lo que deseaba con todo mi ser y no iba a dar marcha atrás. Felipe chupó mi piel de pies a cabeza y besó cada centímetro de mi cuerpo. No aguantaba más , quería sentirlo dentro de mi. Su boca llegó a mi clitoris y tiro con los dientes de aquello que me volvía loca. Levanté mi vientre y grité de placer, cuando su primera embestida me llevó al cielo sin pedir permiso. Al principio me embistió con paciencia pero el placer nos conquistó y no aguantamos más. Un vaivén de embestidas frenéticas me tenían prisionera del placer y gemía mientras los gruñidos de mi marido me encendían todavía más, si fuera posible. Del cielo bajaba al infierno y al revés hasta dejarnos llevar disfrutando juntos del climax. El gruñido salvaje de Felipe me sacó una risita tonta.
- Si seguimos así---dije mientras intentaba regular mi respiración--- después de dar a luz, quedaré embarazada de nuevo.
- Repite eso que acabas de decir--- demandó entre respiraciones mientras me veía con los ojos bien abiertos . Reí tan fuerte que ni hoy puedo darme cuenta de donde saqué tal fuerza.
- Vamos a ---ni terminé la frase que el ya estaba abrazándome y llenándome de besos otra vez.
- Soy el hombre más feliz de la faz de la tierra. Tu me llenas de felicidad Isabel , contigo soy yo y disfruto de la vida como nadie.
Sus labios no pararon de encender mi piel otra vez y nos dejamos llevar por la pasión a un nivel más alto todavía.
Fin del flashback
Estábamos esperando en el pasillo de la clínica. El primer ultrasonido de nuestro amor en común y los nervios se habían apoderado de mi ser como nunca. Felipe estaba que no cabía en los zapatos de felicidad. Besaba mis manos y mis mejillas a cada rato y no paraba de preguntarme si estoy bien, si necesito algo, si tengo algún antojo. Me estaba estresando y me ponía muy nerviosa con toda esta situación.
- Amor , para ya ---le decía viéndolo fijamente- ¡Estoy bien!
- Soy el hombre más feliz de la faz de la tierra. Te juro que no podías darme una noticia mejor, pero no te perdono- me decía en broma- que me lo escondiste. Todavía no estabas segura de que me iba a quedar ¿es así?
- Nada de eso. Te he dicho mil veces que hasta hace poco no lo supe ni yo, con todo el estrés de mi madre, la empresa y ahora tengo a mi querido progenitor tan pendiente de mí.
- Shh, no pienses en eso, por favor. Todo ha salido bien,lo has visto tu sola. Habéis hablado y todos contentos.
- Mi madre tan contenta por lo visto---rodee los ojos---nunca hubiera pensado que estaría allí con el , es una traidora. Solo faltaría que nos dijera que se van a casar.
- Son amigos Isa--- Felipe casi pierde los estribos conmigo.--- ¿Quieres centrarte en nosotros y en nuestra familia? Tenemos a Lorena, vamos a tener un bebé y nos tenemos uno al otro. ¿Qué más podemos pedirle a la vida? Somos felices ¿ no es así?--- sus manos recorrían mi espalda con paciencia y sus ojos no se despegaban de los míos. Su abrazo me reconfortaba y mi todo yo gritaba por esa clase de atención. Venía con esta tensión de hace días atrás cuando tuve aquella videollamada con mi querido progenitor, que se mostró de lo más cariñoso conmigo. Tal parecía que había cuidado de mi toda su vida. Pobre diablo, no tenía ni idea de lo resentida que estaba con el , y pronto con mi madre también. No sabía bien que pasaba entre ellos , pero todo estaba dando un vuelco muy inesperado; mi madre estaba cumpliendo su sueño y yo estaba feliz por ella, eso no lo voy a negar. Pero dentro de todo el amor que sentía por ella,estaba siendo ,muy egoísta porque la prefería sola que acompañada del hombre que nos había abandonado malamente. Ahora se quería acercar porque una enfermedad se apoderó de él, y extrañamente ahora yo era su hija. Tenía mucho patrimonio, eso sí, y por lo visto yo era su única heredera.
Mi embarazo iba de maravilla y juntos éramos una familia. Mi chiquitina Lore estaba muy feliz, iba a ser tía.
- Amor, tenemos que celebrar---la voz infantil de mi marido me sacó de mis sueños con los ojos abiertos--- en dos meses seremos 4 ---reía como un loco y yo compartía su felicidad. Ya tenía 7 meses de embarazo.
- ¿Cómo ha pasado el tiempo? --- acariciaba mi gran barriga imaginándome como será tener a mi bebé en los brazos.
- Otra niña , nuestra princesa--- su mirada brillaba y no había otro lugar en el que deseaba estar. De repente se puso serio.
- ¿Qué pasa?---pregunté con miedo. Aunque había pasado con brío todo aquello que me puso a prueba, de vez en cuando el miedo de perder a Felipe otra vez se apoderaba de mí.
- ¿Porqué no le das una oportunidad? Al fin de cuentas es tu padre---lo dijo en un hilo de voz. Resoplé con pesar, no podía ser que el hombre que más me ha visto sufrir me pida eso, precisamente el.
- Creo que la adrenalina se apoderó de ti---solté levantándome del sillón--- y creo que no sabes lo que me estás pidiendo.
- Isabel, el hombre lo intentó todos estos meses y tu no has hecho más que darle largas--- suplicó haciendo un gesto con las manos. --- Si tu madre le dio una oportunidad, tu también puedes hacerlo. Se arrepiente de todo el daño que os ha hecho en el pasado. Todos merecemos una nueva oportunidad ¿porqué el no?
- Significaría traicionar mis principios. Mi padre me inculcó valores y me educó con mucho amor....---lágrimas jugaban en mis ojos, pero no iba a renunciar a mi orgullo.Me sentía herida, estaba herida.
- Precisamente por eso cariño--- Felipe me abrazó con mucho calor--- Carlos te educó muy bien, tan bien que estoy seguro que estaría muy orgulloso de ti si haces eso. Si das un paso en este asunto, nuestro padre estará muy feliz.
- Dios mío ¿porqué tiene que ser tan difícil todo? ---suspiré pasando las manos por mi cara como si la fuera a limpiar. Tragué mis lágrimas con orgullo.
- Hey--- Felipe me llamó bajando bastante la voz---estoy contigo mi vida. Tranquila, ¿si?--- besó mi coronilla varias veces.---Nunca más te dejaré sola Isa, eres mi todo. No sabes todo lo que me arrepiento por haberte herido---suspiró y por su respiración creo que se le escapó alguna lágrima.
Con todo eso,la seguridad que sentí en ese momento fue lo que me determinó a darle una oportunidad a ese hombre que realmente no la merecía. Felipe estaba junto a mi y era todo lo que necesitaba. Sus palabras me llenaron de fuerza, una fuerza que creí perdida. Sabía que tenía que ser fuerte por mi hija, en caso de que a su padre se le cruzaban los cables y se iba otra vez ; más que nada porque ya no lo iba a perdonar ,ni lo iba a recibir de vuelta una vez más. Se les había acabado las oportunidades.
Por otro lado, Michael insistía en conocernos en persona y reclamaba unos derechos de abuelo que en mi opinión no tenía. Me sentía pillada entre todos y no me quedaba más remedio que dejarme llevar y entrar en su baile; lo que si tenía claro era que esta vez ellos iban a bailar según yo cantaba.
Pasaron unas semanas desde aquello y entre tanto estuvimos hablando por videollamada; ¡bendito internet! gracias a ello no tengo que aguantar a ese hombre en persona...por ahora.
- Un día espléndido---dijo mi marido acariciando mi barriga. Era imensa, nunca en mi vida creí poder cargar tanto peso, pero lo hago con gusto.
- Mmm---mi voz se escuchó para gemir más que para hablar. Sabía que en cualquier momento iba a reventar la burbuja, y de hecho, ese fue el mejor momento.
- Amor, vamos a dar un paseo---Felipe añadió, pero mi gruñido lo interrumpió.
- Dios mío---gruñí.
- Eres muy gruñona últimamente Isa... ¿estás bien? --- sus ojos se abrieron como platos cuando se dio la vuelta para mirarme. Saltó de la cama y fue derechito a por la maleta preparada anteriormente.
- Me duele mucho---lloré---yo soy más fuerte nadie pero esto me sobrepasa---besó mi frente.
- Eres la mujer más fuerte que conozco mi vida y por eso te amo tanto...
- Te voy a matar en cuanto... ---no terminé la frase porque mi grito de dolor salió raspando mi garganta. Al mismo tiempo me entraron muchas ganas de reír, ya que el pobre no sabía como hacer para salir antes. Su cara era todo un chiste.
Llegamos al hospital y después de horas de dolor, por fin di a luz a una niña muy hermosa; tan hermosa que se me derretía el corazón con tan solo saber que era mía. Felipe no cabía en sus zapatos de felicidad y mi niña era de lo más feliz por ser tía. Tuvimos que compartir esos momentos con mis suegros, mi madre y también con nuestros amigos que iban a ser los padrinos.