C103: Ella y yo no nos llevamos bien.
Raymond asintió lo suficiente para expresar su comprensión.
—Te lo agradezco —dijo con una cortesía distante.
Layla inclinó ligeramente la cabeza, observándolo con atención. Había algo en la calma de aquel hombre que siempre la descolocaba; una serenidad que contrastaba con su propio torbellino interior.
—Y… bueno —continuó, intentando sonar casual—, ¿cómo está Ámbar? ¿Está mejor?
Raymond se acomodó el cuello de la camisa, visiblemente agotado.
—Está bastante bien, pero quiero que descanse. No debería recibir visitas ahora.
Layla alzó las cejas y esbozó una sonrisa tenue.
—Ah, no te preocupes, no pretendía entrar —replicó con naturalidad—. De todos modos, solo vine a avisarte que Vidal ya se fue.
Raymond la miró unos segundos, como si evaluara la intención detrás de aquellas palabras, y al final asintió otra vez.
—Muchas gracias —dijo simplemente.
Layla sostuvo su mirada por un instante más antes de dar un paso atrás. Una vez que se marchó, Raymond cerró la puerta con suavidad.
Desde