Ecos en la oscuridad
El silencio en mi habitación era casi insoportable, tan denso que podía escuchar el latido de mi corazón retumbando en mis oídos. Afuera, la lluvia tamborileaba contra los cristales con un ritmo irregular, como un latido persistente que me recordaba que no estaba solo, que la casa respiraba conmigo, que algo en la oscuridad nos estaba vigilando.
Me senté en el borde de la cama, el colchón hundiéndose bajo mi peso mientras mis dedos temblaban al sostener la carta que Lucas había encontrado. El papel amarillento estaba arrugado y húmedo por el sudor de mis manos, y cada palabra escrita en esa caligrafía temblorosa parecía quemar mi mente, exigiendo ser recordada.
"La familia debe pagar por lo que liberó. El espejo guardará la llave, pero sólo quien recuerde el verdadero nombre podrá cerrar la puerta."
Cerré los ojos, dejando que esas palabras se repitieran una y otra vez como un eco, resonando con algo dentro de mí, como si rasgaran una parte de mi mente que había p