Estoy en casa de mi amiga Aleja pasando el día, ya que no quiero estar en casa. Bueno, si es que se le puede llamar casa. Le cuento todo a mi amiga y ella queda algo sorprendida, ya que mi madre nunca me ha puesto la mano encima.
- Qué cagada con tu madre, amiga. Pero deberías relajarte, ella quiere estar con él. ¿O es que acaso tú...? Oh, por Dios, ¡tienes celos!
- ¡Por Dios, cállate! Es el novio de mi madre.
- ¿Y? Es un hombre bastante atractivo.
- Sí, pero... Joder, amiga, no sé qué me pasa con él. Cuando estoy cerca de él, me pongo nerviosa y cuando me toca, siento cómo toda mi piel se eriza con su solo toque. Una parte de mí lo odia, pero otra parte de mí siente algo por él y me quiero matar porque ese hombre es prohibido para mí.
- Estás en una tremenda vaca loca, amiga, pero pase lo que pase, yo te apoyo. Pero ahora, cuéntame del chico del bar.
- Bueno, se llama Abel, tiene 23 años, trabaja de noche y en el día estudia ingeniería civil.
- ¿Y qué tal es contigo?
- Él aparenta ten