Un tiempo después...
Me despierto al escuchar el llanto del bebé. Toco a Fede para que él vaya, pero se niega a despertarse.
- ¡Fede! Te toca - él abre los ojos y se restriega la cara con las manos.
- Está bien, voy - se levanta adormilado y luego me vuelvo a dormir.
Son las 6 de la mañana y el sol ya se está colando por la ventana. Cuando volteo, veo a Fede plácidamente dormido, así que decido levantarme. Camino hacia la habitación de mi otro hombrecito y lo encuentro con sus ojos abiertos moviendo sus pequeños bracitos.
- Hola, mi amor, aquí está mamá - tomo en brazos a mi bebé, que ahora tiene 3 meses. Se llama Samuel y es el bebé más hermoso de todo el universo.
- ¿Tienes hambre, mi amor? - él me mira mientras chupa sus deditos, así que me siento en la silla y le doy pecho. Acaricio su mejillita y me doy cuenta de que haber decidido tenerlo fue la mejor decisión que pude haber tomado.
- ¿Así que aquí estás? - Fede aparece en pantalón y sin camisa, haciendo que la baba se me caiga.