Capítulo XCI
Camila
En cuanto la enfermera asoma la cabeza por la puerta y dice mi nombre, siento que el corazón se me detiene.
—Señora Velarde… ya puede pasar a ver al niño.
No sé cómo me pongo de pie. Solo sé que mis piernas se mueven sin preguntarme nada, como si todo mi cuerpo estuviera siendo jalado hacia mi hijo. Camino por el pasillo con el pecho apretado, con la respiración entrecortada, con ese miedo todavía pegado en mi piel… pero también con un hilo de esperanza sosteniéndome.
La enfermera abre la cortina.
Y ahí está.
Mi Ian.
Mi pequeño, acostado en esa camilla tan grande para él, con las mantas hasta el pecho y las pestañas reposando sobre sus mejillas. Tiene un parchecito de monitor en el torso, y una vía en su manita. Respira tranquilo, despacio… como si estuviera soñando algo suave.
Mis ojos se llenan al instante.
Me acerco temblando, sin hacer ruido, y me siento a su lado. Le acomodo el cabello con la punta de los dedos, apenas tocándolo, como si temiera lastimarlo.
—M