Capítulo 98. La última foto
Dante
El aire afuera huele a fin de fiesta y a pólvora vieja. El cielo se estira sobre nosotros como una bandera recién lavada. Alessia camina a mi lado, el velo vuelto brisa, la sonrisa apenas contenida.
Nos piden una foto más, la oficial, dicen los fotógrafos, esa que irá a portadas y perfiles, la que servirá de prueba de que el día terminó bien.
Los flashes ya nos esperaban. La prensa se agolpa frente al jardín; las luces de los drones titilan como luciérnagas entrenadas.
Valeria da la señal. Alejandro acomoda el grupo. Salvatore se queda a un lado, serio, pero con los ojos limpios.
Me coloco detrás de Alessia, la mano sobre su espalda y, por primera vez en años, siento que el mundo nos debe un segundo sin guerra.
Ella me mira y sonríe, esa sonrisa que no pertenece a la política ni a la estrategia, sino a la mujer que por fin respira.
Los fotógrafos gritan que nos acerquemos, que levantemos la copa, que nos demos un beso. Obedezco a medias. La tomo de la cintura.
—La última foto —l