Capítulo 48: Sueño y pesadilla

Kael.

Después de la sacudida que le di a Celeste en el baño, nos acostamos en la cama bien abrazados y mirando el techo, porque la luna llena apareció y yo durante esas noches no me separaba de ella.

Mis cejas se hundieron, empezaba a depender de Celeste para controlar mi maldición, y esperaba con ansias poder acabar de una vez por todas con Scarlet y liberarme de las cadenas que me ataban.

—¿En qué piensas? Te veo muy preocupado —preguntó, apoyando su cabeza sobre mi hombro para verme con ternura—. Y no es normal que tengas una expresión arrugada en tu rostro.

¿Debería contarle?

Celeste se había vuelto mucho más que mi amante. Éramos un equipo y nos confiabamos cada secreto. Ella me apoyaba, yo la apoyaba.

Inhalé hondo.

—Te burlarás de mí.

—¿Por qué lo haría? Tú no te burlas cuando yo te digo algo estúpido —Frunció el ceño—. Estoy aquí para apoyarte, Kael.

Apreté los labios.

Uff, ¿por qué me costaba tanto decírselo justo a ella?

Mis inseguridades me las guardaba para mí mis
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