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InicioVendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción).
Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción).

Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción).ES

Romántica
Xinova Escritora  En proceso
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Resumen
Índice

Sinopsis

DulceMultimillonarioMafiaDramareconquistar a mi parejaNovia fugitivaNiño adorable del ex

Paula María Alvarado es una joven que después de haber vencido las adversidades que vivió en su infancia, ahora se concentra en la carrera que recién culminó y su próxima boda con el amor de su vida: Carlos Gabriel Duque. Justo cuando atraviesa por el momento más feliz y está por casarse; se verá forzada a abandonar todos sus sueños y desaparecer sin dejar rastro alguno. Para convertirse en alguien que jamás imaginó: Una Vendedora de Caricias. Carlos Gabriel Duque, luego de aquella decepción, no volverá ser el mismo de antes, y empezará a asistir a distintos clubes nocturnos. Hasta que un día se ve cautivado por una joven meretriz que venderá su virginidad al mejor postor. Él pagará por ser el primero, sin imaginar que detrás de aquella máscara que esconde el rostro de esa dama de la noche, se oculta la mujer que siempre ha amado. Con las visitas nocturnas y el pasar del tiempo empieza a olvidar a su exnovia y se enamora de: Scarlett: la vendedora de caricias. Sin embargo, la bella Paula María no tiene otra opción más que ocultar su identidad y entregarse cada noche al hombre que tuvo que abandonar, convirtiéndose en su más ardiente amante. Hasta que una mala jugada del destino lo cambiará todo al quedar embarazada, sabiendo que en ese mundo no hay posibilidad para ser madre, entonces ella tendrá que encontrar cómo alejarse de ese infierno, buscando salvarle la vida al fruto de su amor. ¿Qué sucederá cuando él descubra que aquella vendedora de caricias es la misma mujer que lo dejó plantado en el altar, y que tienen un hijo juntos? ¿Por quién se decidirá su corazón al final del camino? ¿Por la dulce e ingenua Paula María, o por la apasionada y seductora Scarlett? Registro SafeCreative: 2204240983392

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Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción). Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • 134

    Álvaro estaba esperando a que Alondra regresara del tocador, cuando sintió que la calidez de una mano lo tocó, en ese momento giró; comenzó a seguir la luz que dejaba sobre su paso, hasta llegar al cuarto de descanso, tomó asiento en uno de los cómodos sillones que había, para poder alejarse del bullicio. —Me tenías preocupado —refirió sin dejar de sonreír. —Lo sé, mijo. No me fue tan sencillo poder volver —Doña Ofe explicó. —Temía que quedarás atrapada en... —inhaló profundo. —Lo imaginé —Doña Ofe comentó—. Nunca he dejado de escuchar tus oraciones, siempre has estado muy pegado a mí. —Acarició su mejilla. Álvaro cerró sus párpados deleitándose con aquella cálida caricia. —Te extrañé mucho —mencionó con la mirada cristalina. —No podía permitir que les hiciera daño, tuve que elegir entre el cielo y —señaló hacia el piso. —Su voz se fragmentó—. El alma de Benji no descansará, jamás —expresó con tristeza. —Lo siento mucho, sé que hiciste todo porque él no se condenara, pero la de

  • 133

    Álvaro comenzó a avanzar a la par de su hija a pasos lentos, la mirada de Pau se fijó en Gabo, suspiró profundo al distinguir lo atractivo que se veía con ese traje en tono claro y su carismática sonrisa, que nunca faltaba.El padre de la novia, se detuvo frente a Carlos Gabriel, entonces tomó la mano de su hija y depositó un dulce beso en el dorso para colocarla sobre la de él.—Te entrego mi mayor tesoro, confiando que lo cuidarás como lo has hecho hasta este momento. —Sonrió con cariño, al joven, sintiéndose orgulloso de él.Gabo tomó de la mano a Pau y la observó con ternura, luego se dirigió a su suegro.—Sabes bien que por ella soy capaz de dar mi vida —enfatizó—. Gracias por confiar en mí.Álvaro resopló aliviado sabiendo que no mentía, inclinó su rostro ante él y se retiró.—Estás muy hermosa —susurró Gabo al oído de Pau.—Gracias —Paula María esbozó una dulce sonrisa—. Gracias por ser mi ángel —comentó con los dedos entrelazados a él.—Bienvenidos, hermanos. Estamos aquí para

  • 132

    —¿Interrumpimos? —Óscar mencionó sonriente, ingresando a la habitación en la cual descansaba Carlos Gabriel. —Por supuesto que no. —Pau se acercó para saludarlos—. Bienvenidos. —Pau corrió a saludarlos—. Me alegra tanto que estén aquí.—Hola Gabo —expresó Sam—, me alegra verte sano y salvo —mencionó suspirando—, imagino los momentos tan difíciles que vivieron todos. —Se acercó a su esposo y lo abrazó. —Gracias por venir —contestó Carlos Gabriel—, fue algo muy fuerte, jamás imaginé vivir una situación de ese tipo —expresó con sinceridad—, pero ya eso es pasado, lo importante es que todos estamos juntos. —Estiró su mano a Pau. Paula María suspiró.—Estamos muy agradecidos con la abuela por todo lo que hizo por nosotros —expresó y besó sus labios con cuidado.Sam sonrió al escucharlos y luego extendió la bolsa de regalo a su amigo.—Te trajimos un obsequio, esperamos que lo disfrutes, es digno de la nobleza. —Guiñó un ojo y miró a Pau sonriendo—, Norita ansiaba por dártelo, pero Gabi

  • 131

    Ely jugaba con Gabito, mientras observaba a Paula María, preparar los platillos favoritos de Carlos Gabriel. —Vas a engordar a mi hijo —bromeó Ely, sonriendo con Pau. —Se va a poner gordo como mi tío Óscar. —Carcajeó—, pero a él lo podemos dejar como las mascota de la casa, en lugar de comérnoslo —bromeó.Ely soltó una carcajada al escuchar las ocurrencias de su nieto. —Esperemos que eso no suceda, o peor aún, que el gordo seas tú, porque desde hace rato te veo lamerte los labios. —Miró al pequeño con ternura. —Es que está muy rico este mousse de chocolate —dijo metiendo su dedo al tazón.—Te vas a quedar en el patio con tu papá, para que le hagas compañía —Pau mencionó sonriendo.—Ay no, qué tal que Norita ya no me quiere por tener una panzota, ¿cuándo va a llegar?, la extraño mucho —suspiró.—Ya vienen en camino —respondió Pau.En ese instante Carlos interrumpió en la cocina. —Huele delicioso por aquí —mencionó inhalando el delicioso aroma a chocolate. —¿Quieres engordar con m

  • 130

    Minutos antes.Mientras Benjamín era torturado sintiendo como se quemaba por dentro, ante aquellas grandes descargas que daba su abuela. Al abrir sus ojos luego de que cesó un poco el dolor. Logró verla.—Siempre lo preferiste a él —expresó intentando tomar aire.—Te equivocas nunca tuve un preferido, pero tenías acciones egoístas que debía corregir, porque tu madre al igual que la de Álvaro nunca estaban; sin embargo, nunca cambiaste, a lo contrario te gustó todo lo que tenía él, no hablemos de lo que ya sabes, es tiempo de que pagues todo el daño que hiciste. No imaginas lo que te espera. —Movió su cabeza con pesar.—No puedes hacerle daño a tu propia sangre —refirió.Doña Ofe lo miró con severidad.—Y tú, ¿sí? —cuestionó—. No tuviste piedad de tu sangre y de esta misma manera lo pagarás. —Volvió a colocar sus manos, provocando que se retorciera del dolor.Benjamín por desesperación accionó su arma en varias direcciones, dando al tanque de gas, entonces de inmediato se incendió, hac

  • 129

    Alondra y Pau descendieron de una de las camionetas, las tomaron por el cabello, para que caminaran hacia la bodega en la que estaban, cuando los hombres escucharon disparos.—Creo que llegamos tarde, el jefe ya debió haber acabado con sus enemigos, ya veremos qué es lo que tiene decidido para ustedes —refirió burlándose.Alondra miró a Pau, quien palideció al escucharlo. ¿Habrá acabado con ellos?, la pregunta rondó por la mente de la joven, pensó en su abuela y en la confianza que le tenía, por lo que se aferró a la esperanza de que estaban con vida.Momentos después, un fuerte olor a gas comenzó a rodear el lugar, por lo que el líder de ellos ordenó no entrar sin la autorización de Benjamín. Le llamó un par de veces, pero no respondió, entonces en cuestión de segundos un fuerte estallido los ensordeció a todos.En ese instante la camioneta en la que viajaba Carlos, frenó de golpe. El agente le pidió a su acompañante que se cubriera y se agachara, al momento que los vidrios de las ve

  • 128

    Ely cerró los ojos percibiendo una opresión en su pecho, observó a Carlos con la mirada cristalina. —Cuidate —sollozó—, y rescata a nuestro hijo —suplicó con la voz entrecortada. Carlos se aproximó a su esposa y acarició su mejilla.—Seguiremos las indicaciones del agente, no nos bajaremos del auto —respondió Carlos—. Sé que es peligroso, y nada conveniente, pero es peor quedarnos aquí sin saber nada.—Es imposible —respondió el agente—. Sería peligroso.—Iremos de todos modos —aseguró Joaquín. El agente se quedó pensativo, y no muy convencido de llevarlos.—Será bajo su responsabilidad —expresó.Carlos se acercó a su hermano.—Hazte cargo de mi nieto, de nuestras esposas, y las chicas —solicitó—, no es conveniente que se queden sin un hombre, que las cuide —manifestó. Joaquín resopló, y entendió que Carlos tenía razón. — Está bien, me quedo, las protegeré —respondió—. Por favor cuídate, hermano. —Lo abrazó. Carlos correspondió el gesto de Joaquín. —Así lo haré —expresó. Antes

  • 127

    Paula María acababa de bañar a Gabito, estaba quedándose dormido, entre la calidez de los brazos de su abuela Ely, quien jugaba con el pequeño intentando ocultar la aflicción que la embargaba.Carlos caminaba de un lado a otro, y miraba con impaciencia su móvil a cada instante, debido a que en Colombia el resto de la familia, esperaba noticias. Alondra se acercó luego de haber hablado con Arnulfo.—Perdieron la señal del rastreador que llevaban puesto —informó con la mirada cristalizada—, están haciendo lo posible por localizarlos. —Los miró afligida.—¿Necesitaran refuerzos? —indagó Carlos, y miró con ansiedad a María Paz. —Es cierto, mi padrino tiene contactos en el FBI —expresó aclarándose la garganta intentando pensar con claridad.—No lo sé —respondió con sinceridad—. Sé que Álvaro confía por completo en su tío —expresó—. No pudo darme más detalles debido a que se cortó la llamada. —Recargó su rostro en el respaldo del sillón.Carlos abandonó la habitación con una opresión en e

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134 chapters
Introducción
Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción)./Xinova Escritora
—No, no acepto. —Su voz retumbó con gran eco dentro aquel lugar—. No puedo hacerlo, porque… me di cuenta de que no te amo. Estoy enamorada de otro —expuso dando pasos hacia atrás. Carlos Gabriel Duque, percibió su corazón retumbar con gran fuerza al escuchar la respuesta de su novia. Aquel no, se clavó como una estaca en su corazón. El joven parpadeó, su respiración se agitó, no podía creer lo que estaba sucediendo; los murmullos de los invitados no se hicieron esperar, se llevó las manos al cabello, incrédulo. Paula María inhaló profundo, entonces retiró la mano del joven y se alejó. —¿Estás bromeando? —indagó, con los labios temblorosos, mirando a los ojos a Pau, intentando descifrar qué era lo que ocurría. Pau negó con su cabeza y fijó su mirada en Gabriel. —No está bromeando. La voz de Gael, un antiguo compañero de la prepa se escuchó al acercarse hasta el altar y extender su mano para recibir la de Paula María. —¿Nos vamos? —cuestionó esperando a que la joven entrel
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Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción)./Xinova Escritora
Los Ángeles, California. Meses después. Carlos Gabriel Duque finalizó su jornada de clases en UCLA, había decidido cursar una maestría en negocios internacionales, y así olvidar el penoso incidente de meses atrás. Aunque intercalaba sus actividades escolares con su trabajo, aún el doloroso recuerdo de Paula María se hallaba instalado en su alma. Por eso solía salir con varios de sus amigos a clubes nocturnos, y esa noche estaba invitado a un evento especial. Sus compañeros le habían informado que al lugar que lo iban a invitar esa noche debía ir preparado, no sabía bien a qué se referían ellos; sin embargo, no iba a faltar. Luego de salir de la ducha y secar con la toalla sus  mechones de cabello, procedió a rasurarse, instantes después se colocó unos pantal
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Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción)./Xinova Escritora
Entre tanto, Carlos Gabriel, escoltado por dos sujetos, fue dirigido a una elegante oficina, una bella mujer de edad madura, conocida como Violet, lo recibió. Observó al joven de pies a cabeza y mordió sus labios. —Scarlett es muy afortunada —gruñó y extendió a Gabriel, una tarjeta con los datos para realizar la transferencia bancaria. Gabo no dijo nada, tomó aquella cartulina, sacó su móvil, y al instante ejecutó la operación. —Listo —informó. La mirada de Violet brilló y de inmediato digitó varias teclas del computador, luego sus ojos se centraron en la pantalla, esperó unos minutos hasta que el dinero apareciera en sus cuentas, cuando eso sucedió miró a los musculosos hombres que escoltaban al joven Duque. —Llévenlo a cobrar su premio —ordenó—.
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Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción)./Xinova Escritora
Los pisos de cabaret estaban siendo tallados por Scarlett quien había sido golpeada una noche a tras por Violet, después de que uno de los adinerados clientes se quejó de que la joven se negó a complacerlo, poniendo resistencia a lo que le pedía luego que la puso de rodillas, frente a él.Por lo que de inmediato, la madrota del lugar la reemplazó, y a ella la sacó de ahí. La dirigió hacia la planta baja para que tallara cada uno de las baldosas del lugar, con un pequeño cepillo y una cubeta con agua y jabón. Por lo que pasaría toda la mañana refregándolos justo de la manera en la que se negó a dar servicios: De rodillas.El pómulo de la chica ardía, mientras se concentraba en la labor que había sido asignada. Deseando no ser llevada a aquel cuarto oscuro, donde acostumbraban encadenarlas de una de sus muñecas y solían lanzar
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Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción)./Xinova Escritora
Aquella vendedora de caricias colocó los labios en su firme pectoral y comenzó a besarlo, sin poder evitarlo, rememoró la noche anterior en el que aquel árabe colocó sus fuertes brazos sobre sus hombros y la obligó a ponerse de rodillas para que retirara su ropa. Entonces la joven se arrodilló y desabrochó el cinturón de Gabo, sus dedos se movían temblando intentando desabrochar un botón y correr la cremallera, después de unos segundos batallando retiró todas sus prendas encontrándose con su firme erección.Inhaló profundo recordando algunos de los consejos de sus compañeras con las que compartía la pequeña habitación, para comenzar a succionar como si disfrutara de una paleta de caramelo, siguiendo aquella sugerencia de una de ellas, mientras que sus manos acariciaban el resto del falo, estando atenta a cualquier reacci&oacu
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Gabo se puso de pie, salió del bar, y subió a su auto, avanzó un par de calles, y lo estacionó en un lugar apartado, entonces se regresó caminando al club nocturno, divisó en la entrada principal a los guardias, con sigilo llegó a la parte trasera al lugar por donde metían los licores y demás bebidas para atender a los clientes. En ese momento un camión descarga algunas jabas de gaseosas, a un señor algo mayor casi le venció el peso y él enseguida se aproximó a ayudarlo. —Yo puedo dejar esto adentro —le dijo y lo miró a los ojos. El hombre lo observó con atención. —Es demasiado arriesgado —informó, casi adivinando las intenciones del joven. —No me importa, además puedo darte una buena recompensa —aseguró Carlos Gabriel atento a que los demá
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Carlos Gabriel regresó al bar con la esperanza de ver a Scarlett, como cada fin de semana, fue conducido a su mesa, ladeó los labios al verla bailando en el tubo, en medio de la pista. Enseguida le pidió a Violet los servicios de la joven, y fue a la habitación que le asignaron. La chica ingresó con temor, sus ojos buscaron con resignación al caballero que la había solicitado, al observar que se encontraba de espaldas, de inmediato supo que se trataba de Carlos Gabriel, su corazón se agitó sin evitarlo. Cerró la puerta para hacer ruido y que se percatara de su presencia.—Estoy aquí —informó.Gabo giró y la miró, notó que se veía más delgada que la vez anterior. —Hola —saludó—, veo que duró mucho el castigo —expresó con pesar. La joven lade&oacu
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Tres meses después.Después de que Scarlett pasó un mes en compañía de aquel joven, prometiéndole que le ayudaría a conseguir una nueva identidad, cuando lo cumplió la joven abandonó el departamento en el que se refugió. Lo primero que se hizo para sus fotos de pasaporte fue cortarse el cabello y teñirlo de rojo, sabiendo que buscaban o a una chica rubia o una de cabello negro, ambas de cabellera larga. Retiró el piercing de su ombligo, dejando solo el de su nariz.Agradeció a ese misterioso desconocido por su ayuda, ya que él le compró el pasaje en autobús para cruzar la frontera y le dio un poco de dinero para que se ayudara mientras encontraba un empleo y reconstruyera su vida. Luego de viajar más de trece horas en aquel camión, la cadera comenzó a dolerle además que su pequeño vientre en algunas
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