Mundo ficciónIniciar sesiónMorgan
Se movía con un control perfecto, un ritmo constante que transmitía fuerza y poder. Como si estuviera entrenado para esto. Para seducir incluso sin proponérselo. Y yo... bueno, yo simplemente me quedé ahí, apoyada en el marco de la puerta con las piernas flojas y un calor abrasador acumulándose en mi vientre.Joder, ¿en qué momento mi cerebro decidió que era buena idea venir aquí? Porque ahora mismo, mis pensamientos eran cualquier cosa menos puros.—¿Te gusta lo que ves, doctora? —La voz de Stefan me sacó de golpe de mi ensoñación, gruesa y ronca, cargada de diversión. Por supuesto que sabía que lo había estado observando como si fuera un maldito manjar.Le lancé una mirada molesta, aunque probablemente no tuvo el efecto que pretendía considerando lo agitada que estaba.—Solo me sorprende que alguien tan arrogante como tú se tome la molestia de mantenerse en forma. Pensaba que dejabas que tus matones hicieran todo el trabajo. —Res






