STEFAN
Mis ojos se clavaron en Valen primero, quien me observaba con esa jodida sonrisa burlona, como si todo esto fuera un espectáculo montado especialmente para su diversión. Bastardo. Pero fue Morgan quien logró encenderme aún más. Ese desafío en su mirada. Esa decisión de escoger a mi hermano, aunque solo fuera por esa noche.
Sin pensarlo más, me acerqué a ella con pasos decididos. Antes de que pudiera darme otro de sus discursos rebeldes, la tomé por la cintura y la levanté como si no pesara nada, ignorando sus protestas y golpes inútiles contra mi espalda.
—¡Stefan! ¡Bájame ahora mismo! —exclamó, su voz cargada de furia y sorpresa.
—No me hagas reír, Morgan. Sabes que eso no va a pasar. —Mi tono era frío y burlón mientras la llevaba hacia la salida, ignorando las miradas curiosas y las carcajadas de Valen que resonaban a nuestras espaldas.
—¿En serio? ¿Tu método brillante es llevarme como un saco de patatas? —dijo, y pude imaginarme perfectamente esos ojos suyos fulminándome des