De inmediato, él se levanta de la silla y corre a despertar a Assim.
—¡Papá, despierta! Algo está ocurriendo —dice mientras intentaba despertarlo con fuertes cachetadas, pero fue un intento fallido, pues él continuó dormido.
Enseguida, Paulo se levanta y corre hacia la entrada de la casa y observa a varios hombres corriendo con armas, y se comienzan a escuchar unos fuertes disparos. Paulo se tira al suelo y se arrastra hacia la sala donde estaba Amira, se levanta, la toma de los brazos y le dice:
—Amira, corre, ve a ocultarte al sótano. No sé qué está sucediendo. Ve rápido y no salgas por nada del mundo, ¿ok?
Ella temblando lo sujeta:
—Paulo, ¿a dónde vas? ¡Ven conmigo! —dice muy desesperada.
—No puedo. Debo averiguar qué está ocurriendo. Ve a esconderte, debes proteger a tu bebé, ¿ok? Yo ahorita te alcanzo —responde antes de salir corriendo hacia la entrada de la mansión.
Amira entra en pánico; la desesperación la invadía por completo, mientras escuchaba los fuertes disparos cada vez