Ligia, al notar su demora, entro y, al ver lo que sucedía, parecía no sorprenderse, actuó con una calma escalofriante. Tomó una toalla y cubrió el cuerpo de la tercera chica. Luego ayudó a Amira a levantarse mientras gritaba hacia afuera:
—¡Chicas, entren! ¡Ayúdennos a sacarlas de aquí!
Dos de ellas entraron, quedando en shock al ver a sus amigas en ese estado. Ligia las tomo firmemente de los brazos y les dijo con determinación:
—Ayúdennos. Debemos sacarlas pronto de aquí, ¡sino morirán!
Ellas dos reaccionan y ayudan a sacarlas hacia afuera, acostándolas en el suelo, mientras las chicas lloraban al verlas mutiladas de ese modo.
—¿Cómo es eso posible? ¿Por qué esos desgraciados les hicieron esto? —gritaban de dolor mientras lloraban al ver a las dos mujeres en el suelo, sin extremidades y con la mirada perdida.
Ligia las observó y les dijo: —Por favor, colóquenles las toallas y traten de mantenerlas calientes. Se están muriendo. Deben darles calor, háganlo pronto.
Las chicas se aproxi