La gran incomodidad se sentía en el lugar. Todos comenzaron a cenar mientras Amira, discretamente observaba cómo Jim le daba la comida en la boca a Emilio, quien reflejaba en su mirada el dolor que lo consumía. Sin entender lo que ocurría, Amira opto por guardar silencio e intentó ignorar la escena incomoda que había visto.
Ella, con miedo a comer lo servido en el plato, jugueteaba con el tenedor, moviendo los alimentos de un lado a otro sin entusiasmo. Assim noto su actitud y enseguida la fulminó con una mirada despectiva:
—¿Qué te ocurre? ¿No vas a comer?
Amira, nerviosa, alzo la vista, pero antes de que pudiera responder, él la interrumpió:
—Tranquila, ya no hay postre especial… bueno, al menos por ahora —añadió con una sonrisa burlona mientras miraba a Emilio de reojo.
Ella clavo sus ojos en Assim con odio contenido, luego desvío la atención hacia Paulo, quien permanecía en la mesa comiendo en silencio.
No le quedó más remedio que comer lo servido. Por desgracia, todo estaba delic