Mundo ficciónIniciar sesión—¡¿QUÉ DERECHO TIENES DE METERTE EN MIS ASUNTOS?! ¡RECUERDA QUE SOLO ERES UNA MARIONETA! ¡NO SABÍA QUE A LAS PUTAS SE LES DABA DERECHO DE OPINAR! ¡QUE ESTO NO VUELVA A SUCEDER, LUZ!
—Lo siento, señor. Esto no se volverá a repetir, se lo aseguro... —
Mi tía respondió en voz baja, pegando su cabeza contra sus propias piernas.Apoyé las manos sobre la mesa y solté un gran suspiro.
Si tan solo mi tía me apoyara... Su destino habría sido diferente, igual que el mío. Pero de eso se trata la familia, ¿no? De atacarse entre sí. La persona más débil siempre será juzgada. ¿Por qué los seres humanos deben ser así?Pasé al lado del señor Zhao para decir con formalidad:
—Señor Zhao, tía Luz, me marcharé a casa. Siento las molestias ocasionadas.
Al terminar la frase, el señor Zhao acarició mi brazo, indicándome que me fuera. Salí de la cafetería y miré al cielo, cuestionándome tantas cosas. Entre pensamientos y emociones, me senté en un parque, mirando a mi alrededor. Me preguntaba si otras familias también se atacaban así.
Sentí un dolor en el pecho.
De la nada, las lágrimas comenzaron a caer. Un silencioso llanto ahogó mis pensamientos.En ese instante, escuché una voz suave y familiar para mí. Al voltear, me encontré con el fotógrafo.
—¿Qué hace una chica tan linda y trabajadora, llorando en un parque mientras mira a los niños?
—Eso... suena muy mal, ¿verdad?Rápidamente limpié mis lágrimas, intentando disimular mis nervios. Solté un gran suspiro.
—Si lo dices así... suena peor. —Dije mientras movía mis pies.—¿Por qué estás aquí tan sola? ¿No me digas que tuviste problemas por mi culpa? Si es así, me disculpo. No fue mi intención. —
Pasó su mano por mi espalda. —Puedes decirme qué te sucede...Al sentir su mano en mi espalda, lo miré con una leve sonrisa, luego aparté su mano con suavidad.
—No eres el culpable de mi destino. Gracias por tu amabilidad, pero... no puedo decirte lo que me sucede, lo siento —exclamé, levantándome.—¿Entonces eres toda una chica misteriosa? —
Dijo mientras tomaba mi mano para ayudarme a ponerme de pie. —¿Me dejarías invitarte a cenar esta noche?Mi corazón corría a mil kilómetros por hora. Estar tan cerca de él hacía que mi mente se llenara de fantasías. Me imaginaba en una cena con él, como en una película.
Sería lo mejor de mi noche...Pero todo se fue a la m****a cuando vi un carro rojo en la esquina. Bajaron la ventana y tocaron la bocina.
Era mi tía.Rápidamente solté su mano y lo miré con desesperación.
—¡Vete! ¡Y olvídate de mí! —exclamé, saliendo corriendo a toda velocidad.En menos de diez minutos estaba en la puerta de casa. La abrí rápidamente y me recosté contra ella, sonriendo como una tonta.
Pero ese momento de felicidad duró poco.Unos golpes fuertes contra la puerta me hicieron volver a la realidad.
Era mi tía. M****a.—¡¿EN DÓNDE ESTÁS, MERY?! ¡Maldita sea, abre la puerta! ¡No te hagas la idiota!
Abrí la puerta de la casa, mirándola fijamente.
—¿Sí, tía? ¿Qué pasa? No me digas que vienes sola… ¿sin el señor Zhao?En ese momento, mi tía me abofeteó.
—¿Eres estúpida o imbécil? ¿Dónde diablos estabas? Te he estado buscando, niña tonta. La inútil de María está nerviosa porque pregunté por ese chico... —
La miré riendo. —Así que ese chico te gusta...La empujé con todas mis fuerzas y le di una cachetada.
—¡Sabes la consecuencia de este problema! ¡Ahora apúrate, que nos vamos a ver a tu esposo! ¡Y no podemos hacerlo esperar más, estúpida! Porque acabo de llegar y tiene muchas ganas de saber de ti. Ya que el señor Zhao preguntó por ti...
Al sentir el golpe, puse mi mano sobre la mejilla, mirándola con miedo.
—¿Esposo? Tía, no quiero ir a ningún lugar, y menos a ver a ese señor. Tía, podemos llegar a un acuerdo, por favor... —
Ella sostuvo mi brazo con fuerza, obligándome a mirarla fijamente.—Mira, Mery, deja de ser tan estúpida. Tus padres te vendieron. Así que vas a cumplir. ¿Sobrina? ¡No me hagas reír! Solo eres un objeto. Ya no me sirves. ¿Quieres llegar a un acuerdo conmigo? ¿Crees que dejaré que el señor Zhao me mate por tu culpa? Jamás. Agradece que no te eché al agua con ese chico, que por lo que veo, no tiene muchas ganas de vivir.
—Tía, por favor... reacciona…
Pero no me escuchó. Sentí cómo me jalaba hacia afuera. Había varios hombres asiáticos, y su sola presencia daba miedo.
—Tía, no quiero ir.Ella me empujó hacia dentro de una limusina. Dentro había un sujeto. Lo miré con los ojos llenos de lágrimas.
—¿A dónde me van a llevar?
—Señorita, por favor permanezca en su asiento. Vamos rumbo a la mansión del señor Mathew. Tiene muchas ganas de conocerla, ya que el señor Zhao habla mucho de usted en las reuniones.
—Se acomodó la corbata.— Mi nombre es Whau. Soy el mayordomo de la familia. Conmigo está segura. ¿Desea beber algo mientras llegamos?Acomodo mi chaqueta, negando con la cabeza mientras mis manos no dejan de temblar.
—Me llamo Mery, señor. Gracias, pero no quiero beber nada. — Respondí en voz baja, mirando por la ventana.Vi cómo le entregaban un gran maletín a mi tía, que no dejaba de sonreír.
Recosté mi cabeza en el asiento.
¿Tal vez este será mi destino?






