Ella creció como una "chica de porcelana". Nunca tuvo amigos, nunca salió de la casa sin sus padres. Su vida, aunque recluida y limitada, era perfecta a sus ojos. Para ella, estar rodeada por su familia era suficiente, pues siempre pensó que el amor de los suyos era lo único que necesitaba. Su casa era su refugio, un lugar seguro, un castillo rodeado de muros invisibles que la protegían del mundo exterior. En ese mundo, ella era una princesa, con todo lo que su corazón anhelaba. Sus padres, cuidadosos y atentos, nunca le permitieron salir sola. Se aseguraron de que su hija viviera protegida, sin conocer el peligro ni las complicaciones del mundo fuera de su burbuja.Sin embargo, a medida que crecían sus años, algo dentro de ella comenzaba a cuestionarse. Se encontraba, muchas veces, observando la vida de otras personas a través de las ventanas de su casa. Veía a jóvenes de su edad socializando, explorando el mundo con amigos, sintiendo la libertad en sus actos. ¿Por qué ella no tenía
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