No se como he terminado en esta situación. Han pasado tantas cosas desde que decidí abandonar la escuela de medicina. La ansiedad y la depresión consumieron mi vida hasta que encontré trabajo en el colegio mas prestigioso de la cuidad. Donde me hicieron firmar un contrato para no tener relación alguna con los tutores por ley de mis estudiantes, pero aquí estoy con el padre de mi estudiante preferido en su cuarto… el CEO mas codiciado de la cuidad por sus contratos que benefician a las mujeres económicamente a cambio de sexo. — Mientras... puedas hacer esto, no te importa con quién lo hagas, ¿verdad? — pregunto. — Soy diferente a las mujeres con las que coqueteas, no soy tu tipo. Si quieres encontrar a alguien solo para complacer tus impulsos cuando quieras, entonces por favor, ve a buscar a alguien más luego de esta noche. —Me afecta que pienses así de mí. — responde gruñendo. —¡¿Acaso es mentira?! — exclamo. —¿Estás tan al pendiente de mí? — responde con otra pregunta. —April, eres linda cuando no eres honesta. Pero… — escucho como se quita los pantalones y calzones. —No sobre pienses cosas como esas. — deposita un beso casto sobre mis labios. —Ahora mismo… — sus manos toman mi muslo y los sube. —Solo tienes que fijar tu mirada en mí. — siento como su hombría caliente toca mi entrada. —Porque yo también solo fijare mi mirada en ti, April. Mierda, sé que usa esas mismas palabras para conquistar a mujeres inocentes como yo. Pero…, alzo mi mano para aferrarme a su cuello, por esta noche quiero que me lleve con él. Lo abrazo dando permiso que entre en mi poco a poco.
Leer másApril González:
Es de noche solo puedo ver en el techo el reflejo de mi lampara. Otra vez estoy paralizada en el suelo mientras no puedo respirar y no paro de llorar. Estoy cansada de esto, no puedo seguir. Me doy por vencida… mis ojos se cierran poco a poco. No quiero seguir estudiando.
A la mañana siguiente fui a dar una presentación en la universidad donde domino el material, pero siento mi cuerpo raro. Anoche no ha sido la primera noche que me ha dado ataques de pánico, se ha vuelto una costumbre desde que entre a estudiar medicina. ósea que llevo dos años sufriendo de esto ataques.
—¿April? — me llama la doctora al yo parar de dar mi presentación, el corazón lo tengo a mil y sin más…
—Deje la universidad y ahora estoy aquí con usted. — le respondo al psiquiatra que asiente mientras escribe.
Es mi primera cita con el psiquiatra, la psicóloga me refirió para que me recetara pastillas para la depresión y la ansiedad. Conozco mi psiquiatra, estaba ahí cuando me fui en blanco en la presentación y salí corriendo para terminar teniendo un ataque de pánico en el carro. Mi cuerpo y pierna empieza a moverse con desesperación, odio que me vean vunerable.
—Bueno April, lo que tienes es ansiedad social. Te mandare hacer una EKG, unos estudios de sangre y podre darte el tratamiento. — informar a lo que asiento. —¿Te sientes bien?
—Si, solo lo normal. Los pensamientos que vienen y van que soy una queda por dejar la universidad, que no tengo un trabajo para mantenerme viva y esas cosas. — respondo a lo que Ezequiel se rie.
—Date tiempo, tal vez conozcas el amor de tu vida. — comenta encogiéndose de hombros a lo que pongo cara de asco escuchando nuevamente su risa.
—No necesito a un hombre o mujer en mi vida, puedo mantenerme sola. — aseguro cruzándome de brazos.
—April, date la oportunidad de vivir. Has estado encerrada dos años estudiando, es una oportunidad para conocerte, conocer a otros…
—No. — respondo interrumpiéndolo. —No tengo tiempo que perder, necesito un trabajo, pensar que quiero hacer con mi vida ahora que no tengo propósito.
—De estas aprendes a la mala, April. Te conoces o la vida hará que te conozcas a la mala, como la situación de ahora. — explica. —Sabes que estoy dispuesto a aceptarte en mi hospedaje y ayudarte.
—No necesito ayuda de nadie Ezequiel, puedo sola. — vuelvo a aclarar lo cual cierra su libreta y suspira.
—Entonces se acabó esta sesión. — finaliza a lo que asiento y me voy sin decir más.
Nathan Domenech:
Me vengo dentro de la maestra de español de mi hijo, ya cansa… ha renovado el contrato por dos años. Salgo de ella dejando ver como mi semen sale, esta da un respira satisfecha. Se sienta y me mira con ganas de más mientras mi polla esta hinchada de tanta acción este día. No ha sido la única a quien se lo he metido hoy.
—¿No me renovarás el contrato? — cuestiona a lo que me sirvo un whisky.
—No, recoge tu ropa y recuerda lo que dice el contrato. No divulgues nada, ni busques o uses a mi hijo. — tomando del whisky y vistiéndome.
—Entonces le toca a otra maestra servirte, pero estoy feliz porque he sido la más que ha durado. — comenta feliz.
Al terminar de vestirme abro la puerta de mi oficina sin esperar que la maestra este completamente vestida. Esta ajora su paso y sin más se va con sus tacos en sus manos. Miro a mi secretaria que me mira con deseo, pero muy bien sabe que ella es la de la noche para llegar a casa sin estrés.
—Trae los documentos e informa a los abogados que nos vamos a reunir a las dos y media de la tarde. — pienso cerrar la puerta, pero recuerdo algo. —Ah y mi café, ahora. — mando con seriedad.
Así lo he pasado durante que me active sexualmente, solo trate de tranquilizarme cuando me case, pero aun así hacia excepciones del marido fiel. El único año que solo se lo dedique a mi esposa fue cuando le diagnosticaron cáncer y murió. Dos años han pasado de eso, si… tarde seis meses en superar su muerte y ahora estoy como estoy… gozando cada mujer hermosa que cruza mi camino. Escucho como mi celular suena y me enfrento con el nombre de la nana de mi único hijo a lo que suspiro.
—Rápido estoy ocupado. — respondo con sequedad.
—Diagnosticaron a Noah con ansiedad social y depresión, por la pérdida de su madre. Han concluido que esa pérdida ha hecho que baje sus calificaciones en la escuela. — informa a lo que suspiro, salió a su madre de apegado.
—Que le den los tratamientos necesarios. — ordeno y pienso colgar.
—Pregunta por usted, si llegara a la casa hoy.
—No. — y sin más cuelgo.
No soy apegado a mi hijo, tiene los ojos de su madre y siento que lo he traicionado. Sus calificaciones han bajado, me volvió loco. Tiene un futuro prometedor como el futuro CEO de mi empresa y lo único que hace es llorar en el cuarto.
Me acerco a la ventana completa de mi oficina y miro la gran ciudad. Soy el orgullo de esta ciudad, controlo mucha masa aquí y me siento bien al saber eso. Aunque también estoy siendo bastante reconocido fuera. Nada, ni nadie me puede controlar yo soy el que manejo mi vida y lo que me espera son muchos éxitos junto a mujeres hermosas.
—Aquí su café, señor. — informa mi secretaria por el teléfono.
—Pasa. — mando mientras me siento en mi silla.
La rubia entra meneando sus caderas y deja el café sobre el escritorio con elegancia. Tomo de mi café observándola como desabotona su blusa. Miro mi escritorio que esta sucio por lo que hice anterior mente.
—Limpia eso. — mando a lo que detiene su acción y mira con asco el sucio. —Hazlo. — mando a lo que muerde su lengua y sale de la oficina dando grandes zancadas sin mi permiso. A los minutos vuelve y limpia con asco el desastre. Bota todo en mi baño público y empieza a retirarse sin decir nada nuevamente sin mi permiso. —Esta despedida. — observo como su gigante trasero plástico se detiene de mover para luego mirar sus ojos llenos de ira.
—¿Qué has dicho? — pregunta casi escupiendo fuego por la boca.
—Sabes que no repito lo que digo, recoge tus cosas y recuerda nuestro contrato. Dices algo y me deberás millones. — le recuerdo, la vena de su frente se hace presente se muerde los labios para luego hacer sacar un grito interno y retirarse totalmente encabronada.
—No te duran las secretarias tres meses. — comenta un amigo que es abogado en mi empresa entrando a mi oficina con varios papes y su laptop, hago una mueca. —Yo tu fornico con las secretarias, son algo importante para nosotros.
—Entonces detente con la tuya. — escupo a lo cual rápido percibe que estoy enojado.
—Bien, vamos al trabajo. — cambia de tema.
M****a, ahora necesito una secretaria nueva y aunque no quiera aceptarlo Drake tiene razón. Necesito una secretaria que no debo meter mi polla, que sea responsable, rápida, inteligente y que sepa de estadística. Me concentro en mi amigo que empieza hablar de algunos errores hechos en las estadísticas de mi exsecretaria.
April González: —¡Es injusto! — exclama Adrian cuando mi equipo y yo le ganamos al suyo, sonrió con satisfacción. —No se porque no me toca en tu equipo. — dice entre dientes, la alarma del celular suena indicando que la lasaña está lista. —Sigue jugando, verificaré que esté lista la cena. — indico mientras me levanto del suelo. Ayer Adrian y yo salimos a caminar un poco a un parque que queda cerca y en la noche fuimos al supermercado a hacer la compra para la comida de hoy. Además de eso vimos películas en mi apartamento para que luego se fuera a dormir en el suyo. No pude enfrentarme a él… Estaba tranquilo y la estaba pasando bien. Saco la lasaña del horno para cortarla, quisiera saber mas de Adrian… de su vida pasada antes de tomar una decisión de enfrentarme a él y delatarle que se su plan para hacer caer a Nathan. Una mano toma la mía haciendo que me sobresalte y la aleje rápidamente. Puedo ver sus ojos azules sorprendidos y como dice algo que no escucho. —Tienes que tener cu
April González: Observo los ojos apasionados de Nathan… me pregunto si esa tal Eva lo ha visto de esta manera. Fue tan tierno con ella, hablador… no me gusta cuando hay un lado de él que nunca he visto. Su rostro forma una sonrisa traviesa, su miembro esta posicionado en mi entrada mientras mis piernas tocan sus hombros. —¡Nathan…! — exclamo, pero es muy darme ya se entra a mi si cuidado alguno logrando que llegue al clímax con tan solo eso. Esta tan adentro… se siente fenomenal, esta me besa mientras mis temblores se tranquilizan. —Parece que ya no puedes más. — comenta divertido a lo que frunzo mis cejas, creo que nunca había visto esta faceta de él cuando estamos juntos. —¡Claro que no! — digo molesta a lo que sonríe de oreja a oreja dejándome sin aliento. —¿Oh? — cuestiona para lamer sus labios. —Por como te quejas creo que dices la verdad. — sonríe de oreja a oreja dejándome sin aliento. —¿Entonces ya no tengo que conte
April González: —¿Cómo me veo? — le cuestiono a Adrián donde sus ojos brillan, es un buen actor. —Hermosa, como siempre. Me siento afortunado y eso que no somos nada. — responde con su sonrisa única. —Que pena que no pueda ir. No he hecho nada respecto a lo que descubrí en su apartamento, solo seguirle el juego para saber hasta donde llegara. He trato de sacarle el tema de la familia, pero la evade con elegancia. Escucho como suena mi teléfono, donde es Jocelin. —¿Vienes verdad? — pregunta a lo que giro mis ojos cansada, ya que no ha parado de insistirme. —Ya seria la millonésima vez que confirmo asistencia contigo Jocelin. — respondo. —¡Pues avanza y ven ya estamos aquí! — exclaman mis otros compañeros que también no han parado de insistir a que vaya, cuelgo la llamada. —Bueno tengo que irme, recuerda llevarte la comida solo tienes que calentarla. — me acerco a Adrián que me abraza, me he acos
April González: —¿Antes hacías esto con tu familia? — cuestiona Nathan rompiendo el silencio. —Si, mi madre me rogaba para poner el árbol y yo le decía a mi padre como poner las cosas afuera. — respondo mientras empiezo a darle vuelta al árbol observando que se no se haya queda un boquete inmenso hasta que choco con su cuerpo fuerte donde me pongo tensa. —No me gusta que te sientas incomoda. — expresa a lo que lo miro. —No estoy incomoda, vamos a poner las decoraciones, gracias a Dios este árbol tiene las luces incluidas. — miento dándole la espalda. Busco las inmensas bolsas llenas de decoraciones para el árbol, Nathan me ayuda. Saco los protagonistas de mi decoración, los reyes magos sonrío como una niña pequeña. Juego con todas las decoraciones, camellos, Reye Magos, las pascuas, entre otros, será el árbol de mis sueños. Escucho como Doménech no aguanta la risa logrando que lo mire molesta llenando mis cachetas las cuales
Nathan Doménech: —¿Cuánto tiempo lleva aquí? — pregunta un hombre que también está esperando a su familia, miro la hora a lo que suspiro. —Casi tres horas. — respondo. Fijo mi mirada en mi hijo y su tutora donde se ofrecen decoraciones para llegar a un acuerdo. A los minutos no puedo evitar sonreír al ver como discuten sobre los colores, nunca había hecho estas cosas con mis padres biológicos y pocas las veces con Jocelin. Los guardias hacen su trabajo, obviamente no pueden evitar todo. Hace un tiempo noto la presencia de paparazzi, cosa que ignoro. —Pero vale la pena esperar todo el tiempo, mire las caras de ellas. — comenta un hombre a lo que otro se ríe. —Luego nos joderan a nosotros para que montemos las cosas. — se queja el que se río. —Es raro ver a un gran empresario participando de estas cosas. — expresa logrando que yo fije mi mirada en el señor. —Tiene a la esposa indicada si es capas de venir a hacer estas cosa
April González: —Gracias. — agradece Nathan mientras subimos las escaleras para mi apartamento. —Por acompañarme y por todo. —Tranquilo, me gustó comprar los regalos y estar contigo otra… — me detengo al ver la estupidez que iba a decir, como siempre mi lengua se suelta demasiado cuando estoy a su lado, escucho come se ríe para halarme donde caigo entre sus brazos. —Tiene que verse lindo todo debajo del árbol de navidad. — trato de cambiar el tema escapándome de sus brazos. —¿Árbol? — me pregunta a lo que ni sé que pensar logrando que detenga mi paso. —Si… y las decoraciones. — digo más lento a lo que ni me mira. —No me digas que no has hecho nada de eso Nathan. —No se decora desde que murió la madre de Noah. — confiesa a lo que aguanto dar un gran suspiro. —Pues… ¿mañana están libre? — pregunto mientras trato de subir las escaleras bien, aún estoy sensible por la acción del restaurante. —Será una buena experiencia para Noah comprar luces, el árbol,
Último capítulo