Esa noche, Sofía esperó a que el servicio terminara. La cocina, después del bullicio, se sentía extrañamente silenciosa. Encontró a Mateo revisando el inventario, su rostro concentrado. Se acercó a él, su corazón latiéndole con fuerza.
—Mateo, necesito hablar contigo. Es sobre el Fénix.
Mateo levantó la vista, notando la seriedad en su voz. —¿Qué pasa? ¿No te gusta el diseño?
—No es el diseño. Es quien está detrás. Dolores me ha dicho que Alejandro estuvo en la inauguración. Y que, al parecer, Diego es amigo suyo.
La mención de Alejandro hizo que Mateo se tensara. El recuerdo del mensaje, de la traición, aún le escocía. —¿Alejandro? ¿Qué tiene que ver Alejandro en esto?
—No lo sé. Pero no me fío. Sus palabras, la forma en que Dolores lo dijo… Me parece demasiada casualidad que un restaurante tan parecido al nuestro se abra tan cerca, con un chef que, según los rumores, está vinculado a él.
Mateo suspiró, intentando tranquilizarla, pero una voz en su interior le decía que Sofía podía t