La mente de Rubí viajó a la cercanía inexplicable que Sabrina siempre mostraba hacia ella, a los gestos pequeños que compartían, a los hábitos similares. Cuanto más lo pensaba, más revuelto estaba su corazón. No sabía si debía alegrarse o temer la verdad.
—Ya que Sherry no puede tener hijos, la pista se enfría otra vez. Qué extraño… siendo una persona común, sus antecedentes resultan demasiado enigmáticos. Parece como si alguien hubiera borrado intencionalmente sus orígenes —comentó Gavin, frunciendo el ceño.
Rubí asintió lentamente. Si realmente era hija de Sabrina, entonces detrás de todo esto había algo turbio. Finalmente, lo miró con decisión:
—Deja la investigación por ahora, Gavin. Quizás no estoy destinada a conocer a mi madre.
Pensó en la mirada de Sabrina, en la tristeza que reflejaba al hablar de su hija, y sintió una punzada de dolor en el pecho.
—Sí, terminemos aquí por ahora. Si seguimos hurgando y Zoey lo descubre, las cosas solo se pondrán peor.
Rubí dudó un momento y l