VIGGO THORNE
—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Noah volteando hacia mí, cruzándose de brazos como papá regañón.
—¿De qué hablas? —inquirí alzando una ceja.
—Sabes que no puedes tocarla… —sentenció, entrecerrando los ojos y acercándose un poco más.
—¿Lo dices por ti, porque aún amas a esa bolsa de basura después de que te abandonó para descubrirse a sí misma con tantos hombres que batió un récord? —No pude evitar sonreír divertido y se me salió una carcajada.
—No quieres una guerra con su familia, no en tu estado —sentenció molesto y herido.
—De algo hay que morirnos —contesté encogiéndome de hombros y soltando un suspiro.
—Si la tocas… nos vendrán a hacer una auditoría —sentenció Noah con firmeza.
—¡A menos que demuestre que estaba justificado! —exclamé levantando el índice—. Después de todo ella atentó contra mi nieto. Lo asesinó antes de nacer. Es motivo suficiente y la auditora no me hará nada, al contrario, es madre de familia, ¿crees que no justificará con gusto que cue