71. RABIA
[FRANCESCO]
Cierro la puerta de la habitación con un golpe seco. El ruido retumba en las paredes y en mi pecho como si quisiera liberar todo lo que me arde por dentro. El eco de la cena todavía me persigue: las luces, las copas levantadas, la música elegante de fondo… y William. Siempre William, demasiado cerca de Sofía, sonriéndole como si tuviera algún derecho sobre ella.
Me quito la chaqueta con un movimiento brusco y la dejo caer sobre la silla. La corbata me asfixia; la arranco y la tiro al suelo. Camino de un lado a otro como un animal enjaulado, y cada paso parece alimentar más el fuego que me consume.
Ella está junto a la ventana, mirando las luces vibrantes de Las Vegas que parpadean como si no fueran a apagarse nunca. El resplandor de los carteles de neón tiñe su piel de reflejos azules y violetas. Se ha quitado ya los tacones, y su figura se dibuja perfecta en el vestido negro que aún lleva puesto. Parece tan calmada que me desarma, y esa calma me irrita porque yo soy puro