El chantaje de la víbora venenosa.
Jax habló.
—No hay nada que discutir. Aitana siempre será mi esposa. Yo, Jax O’Brien, he decidido que la felicidad de Aitana Fonseca… y su sufrimiento… dependerán de mí por el resto de nuestros días.
La madre de Jax quedó paralizada. Isaura entreabrió la boca, sorprendida.
Y Aitana sintió como si le hubieran arrancado el aire.
Sin decir más, Jax se dio vuelta y se marchó, dejándolas a todas congeladas.
Aitana, todavía intentando entender la magnitud de la locura que acababa de escuchar, dio un paso para alejarse…
—Aitana —la llamó la madre de Jax.
Aitana giró despacio.
—Has hecho mucho daño a mi familia —la voz de la señora O’Brien temblaba, no solo de rabia sino también de miedo—. Ya arruinaste la vida de mi hija… no arruines la de mi hijo. Él merece a una mujer buena. Una mujer con la que criar a su hijo. Una que sí pueda amar… y no tenerla a su lado por venganza. Aléjate de Jax —la mujer bajó la mirada, derrotada—. Te lo suplico.
Antes de que Aitana pudiera responder, Isaura interv