Los días pasan y la salud de la abuela de Marina muestra una recuperación sorprendente. Con la mejora de la anciana, José y Daniela deciden volver a casa, dejando a Marina a cargo de los cuidados de la abuela. Marina propuso quedarse no solo por el cariño y el aprecio que sentía por la anciana, sino también por otro motivo: Víctor.
Sabía que, si regresaba a la ciudad donde vivía, el riesgo de que alguien que no debía verlos juntos aumentaría progresivamente. Todos los fines de semana, Víctor viaja hasta donde está Marina, dedicando cada momento a su compañía. Sus encuentros son intensos y llenos de pasión, con ambos aprovechando el tiempo como si el mundo a su alrededor no existiera. Entre conversaciones al borde de la cama, cenas sencillas, pero llenas de significado y tardes soleadas junto a la abuela de Marina, encuentran un ritmo solo de ellos. Es una rutina que trae un equilibrio improbable a las vidas tan diferentes que llevan fuera de ese espacio seguro.
Con el tiempo, Xavier t