Karen analizó cada palabra de aquel desconocido y sabe que no debe culparlo. Con un dolor en su pecho y sin decir una palabra más la joven salió casi corriendo y se encerró en el baño a llorar. Todo se había arruinado y su maldita lengua en vez de ayudarla solo la hundía cada vez más en el profundo lago de la desolación. Ahora debe enfrentar su mayor temor quedar desempleada.
— ¿Y ahora que voy hacer? — dijo en medio del llanto.
Lloró hasta que se quedó sin lágrimas. Se vio el espejo y notó su rostro manchado por el maquillaje. Sus ojos hinchados y su nariz roja, sin mencionar sus cachetes regordetes sonrojados. Sus ojos al ver aquella desaliñada imagen solo se sintieron más decepcionada con ella misma y con esa situación. Al parecer poco a poco su autoestima está cayendo bajo.
—Con razón ese hombre se asustó al verme— dijo con burla y sonrió con tristeza. Debe enfrentar con valentía lo que está viviendo. Dejó escapar un largo suspiro antes de volver a hablar —. Bueno, al mal tiempo