Deyanira estaba realmente furiosa y caminaba con dirección a la oficina del Ceo para empezar a sacar sus pertenencias y regresar a la suya. Ya que da por hecho que el Ceo se queda en la empresa debido a que él mismo solicitó quedarse en una oficina en vez de quedarse en la presidencial.
— ¡Maldita mujer! — gruño con los dientes apretados— tengo que sacarla pronto de este lugar.
En esos momentos su teléfono sonó y de manera despreocupada tomó la llamada sin darse cuenta de quién era la persona que marcaba.
La voz cantarina que escuchó empezó a relajar la existencia de la rubia de ojos azules que estaba que explotaba por los celos y la ira que contenía dentro de ella y que no dejaba fluir para que no vieran su debilidad.
— ¡Cariño! ¿por qué me has llamado a esta hora del día? —preguntó la mujer amistosa y muy dulce— ¿Por qué no estás en clase? ¿Te pasó algo malo?
La voz risueña de la joven al oírla la mujer fue para ella como si se tratase de notas musicales que tranquilizaba su existe