apítulo 27 Gabriel sospecha de las intenciones de Deyanira.
Deyanira siguió a la pobre chica y esperó con paciencia que saliera llorando al ser despedida y como lo pensó, así fue. Al verla salir corriendo y llorando sonrió feliz y un poco aliviada al ver que por fin se desharía de la intrusa de Karen.
Con sus manos temblorosas de la emoción se alisó la ropa y entró a la oficina con una enorme y resplandeciente sonrisa, ingresó al lugar sin siquiera tocar a la puerta y se sorprendió por la reacción del hombre que estaba a medio vestir.
Gabriel temblaba de la ira debido a la confusión que la secretaria causa en él.
— ¿Qué haces aquí? — gritó Gabriel furioso.
Ella quedó paralizada por aquella extraña reacción. Nunca la había gritado.
Los ojos de Gabriel se entrecerraron al notar que la mujer lo observa con tal intensidad, como si él fuera un trozo de carne.
— ¿No ves que estoy desnudo?— insistió.
Ella tragó con fuerza y se giró para darle la espalda. Con la punta de su lengua mojó sus labios secos por la emoción al tenerlo ahí desnudo. Su corazón