Desde que perdió a su esposa en un trágico accidente, Derek Montenegro, editor en una reconocida empresa de literatura fundada por su amigo, ha criado solo a sus hijos gemelos de 10 años, Jader y Jade. Con una agenda laboral demandante, siempre contó con la ayuda de su fiel niñera, una anciana que los cuidó con devoción. Sin embargo, cuando la mujer enferma y ya no puede seguir trabajando, Derek se ve en la urgente necesidad de encontrar a alguien que se haga cargo de sus hijos. Desesperado por una solución, decide buscar a su antigua niñera, Lupita, quien le recomienda a su nieta, Milena Forbes. La mujer, que regresó de un viaje hace un año, está en busca de un empleo temporal mientras cursa su maestría. Para sorpresa de Derek, al verla siente que la conoce de antes, pero no logra recordar en qué momento o bajo qué circunstancias. Milena, por su parte, también experimenta una vaga sensación de familiaridad al verlo, aunque su recuerdo es borroso. Al notar que Derek no parece reconocerla del todo, decide no mencionarlo. Además, guarda un secreto que no quiere que su abuela enferma descubra.
Leer másMILENA.Me encuentro guardando las verduras y las carnes que compre del super mercado, estaba preguntandonme que preparar para la cena. De pronto escuché el motor de un coche deteniéndose frente a la casa. Pensé que sería Derek, pero cuando me asomé por la puerta vi varias figuras: un hombre mayor, una señora mayor y una mujer joven que me resultaba familiar. Con cuidado cerré la refrigeradora, y salí al porche.—Hola, ¿Se encuentra Derek? —preguntó la mujer mayor, con una voz dulce.Antes de que pudiera contestar, el niño salió disparada de la sala y corrió hacia ellos—¡Abuelito! ¡Abuelita! ¡Tía! —gritó, abrazando primero al abuelo, luego a la señora y, por último, a su tia, el pequeño sonreía emocionado.Yo me presenté al fin:—Buenas tardes, soy Milena, la niñera… y me encargo de la casa.—Mucho gusto, Milena, nosotros somos los padres de Derek.Veo que Jade sale y saluda a sus abuelos.Al entrar les sirvo una bebida, notó a la joven ella solo observa a los niños sin hablar.—Much
DEREKMe dirigía al trabajo mientras miraba el reloj. Por fin iba más temprano de lo habitual. Era un día importante: estábamos terminando de preparar todo para el viaje del concurso de literatura. Se premiaría al mejor escritor de la temporada y se presentarían los libros más destacados. Además, entregaríamos diez copias gratuitas a las primeras personas que asistieran a las firmas de autógrafos.Bajé del coche con mi taza de café, el termo que Milena me regaló. Solo de pensar en ella, me descubrí sonriendo como un idiota. A pesar de que la noche anterior fue clara al decirme que entre nosotros no podía pasar nada, no podía evitar sentir algo especial. Al menos, quería mantener la calma. Necesitaba serenidad en medio de todo este torbellino.Esta mañana, Laura me llamó. No respondí. Ayer fuimos a la iglesia para agradecer a Dios por una semana más, y mi hija no soltaba la mano de Milena. Se la veía tan feliz. Y yo… no entiendo qué está pasándome. Al observar a Milena, siento como si
MILENAPor la tarde ya habíamos llegado a casa. Dejé a los niños limpios, les preparé la cena y, cuando terminaron, me fui a la habitación. Vi que el señor Derek estaba muy ocupado hablando por el móvil. No quise interrumpirle para desearle buenas noches, así que simplemente me recosté sobre la cama, dejando que mis pensamientos se apoderaran de mí.Me sentía extraña. Como si ya hubiera vivido este día antes… Como si de alguna manera ya conociera a esos pequeños. ¿Por qué sentía esa conexión tan fuerte con ellos? ¿Por qué sentía que ya había estado en esa casa antes, aunque sabía que no era posible? Tenía tantas preguntas en la cabeza, y ninguna respuesta. A veces ni siquiera entiendo lo que me pasa, y desearía poder tener claridad, entender lo que estoy sintiendo, lo que está ocurriendo dentro de mí.Y por otro lado… no puedo negar que me gusta el señor Derek. Me gusta demasiado. Y eso me asusta, porque tiene novia. Esa mujer no me cae bien, no sé por qué, pero no me inspira confianz
DEREKNo puedo creer que besé a Milena. Fui un estúpido con ella. No debí faltarle el respeto. ¿Qué pensará de mí ahora? Tal vez hasta quiera irse por mi actitud… pero es que hay algo en ella, algo que me provoca demasiado. Hay algo en Milena que me da ganas de besarla, de abrazarla, de cuidarla. Creo que me está gustando… y eso me confunde aún más. ¡Es la niñera de mis hijos! Me dan ganas de jalarme los cabellos por haber sido tan irrespetuoso. Ahora hasta vergüenza me da mirarla a la cara. Pero ya lo hice. Lo hecho, hecho está. Solo espero que me perdone… porque la verdad, me gusta. Me gusta Milena. No lo puedo negar.Dejé de lado mis pensamientos cuando sentí la mirada de mi hija fija en mí.—¿Pasa algo, pa? ¿Ya no vamos a salir? —preguntó con esos ojitos expectantes que me derriten.Negué con la cabeza y le tomé la mano con suavidad.—Claro que vamos a salir.En ese momento, levanté la mirada y vi a Milena saliendo de la habitación. Llevaba puesto un pantalón ajustado, una camiset
MILENATodavía sentía el cuerpo tenso, como si un puño invisible me apretara el pecho, esa señora me había descompuesto completamente. ¿Quién se creía para venir a cuestionar mi forma de trabajar, como si yo necesitara sus indicaciones autoritarias? Me ardía la sangre solo de recordarlo. Su actitud déspota, su tono arrogante… me daban ganas de jalarle las greñas ahí mismo.Y, sin embargo, lo que más me desconcertó fue la sensación que me dejó su presencia. No era miedo, no. Era otra cosa… un escalofrío que me recorrió la espalda como si mi cuerpo supiera algo que yo no. Un tipo de advertencia que no entendía pero que tampoco podía ignorar.Estaba tan atrapada en mis pensamientos que ni siquiera escuché a los niños hablarme. Me estaban contando sobre las flores favoritas de su madre, sobre colores, recuerdos... algo más dijeron, pero no lo registré. Mi mente estaba atrapada en esa discusión absurda y en esa mirada de hielo que me había lanzado la mujer.—Hola, Milena… ¿podés bajar de d
DEREK Milena llevaba una semana trabajando como niñera. Su presencia en casa había sido discreta y tranquila. No se quejaba, no hacía ruido innecesario, simplemente cumplía con su trabajo con una eficiencia admirable. Pero había algo en ella que me inquietaba.Cada gesto, cada movimiento suyo me recordaba a Jarada. No podía explicarlo, pero era una sensación persistente, una especie de deja vu que me hacía observarla más de lo necesario. No era algo que pudiera ignorar fácilmente. Mis pensamientos fueron interrumpidos de golpe, cuando tocaron el timbre de la puerta.—Hola, amor. — me saludó Laura —Hola, Laura. —Respondí con calma mientras, ella se acercaba a besarme.—Vine a visitarte. No hemos podido vernos últimamente. —Su tono era dulce, pero había un dejo de reproche en sus palabras.La hice pasar a la casa. Apenas entró, saludó a los gemelos con entusiasmo.—¡Hola, pequeños terremotos! —exclamó animada mientras se acercaba a Jade, quien le devolvió el saludo con cortesía.—Hol
DEREK Cuando terminamos de orar, comenzamos a comer. Al probar la comida, me sorprendió gratamente lo deliciosa que estaba. Observé de reojo a Milena, quien parecía disfrutar ver a los niños comer. En un momento, acarició la cabecita de mi hijo con ternura, pero él, de inmediato, movió la cabeza para evitarlo. Aun así, ella no se molestó, simplemente sonrió con paciencia.A pesar de que era su primer día, tenía la sensación de que Milena sería una buena niñera. No podía dar un juicio definitivo aún, pero me aliviaba pensar que alguien como ella cuidaría de mis hijos. Por ahora no estaría en apuro, en busca de una niñera.Cuando terminamos de comer, Milena comenzó a recoger los platos, pero me acerqué a ella y le dije:—Déjame ayudarte.—No se preocupe, yo lo haré —respondió con amabilidad.—Los domingos suelo encargarme de estos quehaceres, así que insisto.—¿Está seguro?—Muy seguro. No te preocupes. Ve a descansar.—Me da mucha pena contigo…—No tengas pena —reí—Está bien, gracias
DEREK No podía dejar de observar a mi hija mientras le enseñaba a Milena todo lo que había en la cocina. La veía explicar con entusiasmo, señalando cada ingrediente y utensilio con precisión, como si fuera una pequeña maestra. En cambio, mi hijo apenas levantaba la vista de su móvil, negando con la cabeza de vez en cuando, mostrando su desinterés. Algo en Milena me llamaba demasiado la atención. Desde que la conocí, mi instinto me decía que ya la conocía de antes, pero no lograba recordar de dónde. Su forma de andar me resultaba extrañamente familiar. Había algo en su expresión, en la manera en que parecía reservada, casi reacia a hablar, como si le costara soltarse con los demás. Conocí a alguien así hace mucho tiempo. Sin embargo, cada vez que miraba a mi hija, sus ojos brillaban, y una sonrisa leve se asomaba en sus labios. Parecía interesada en todo lo que Jade le decía, tomando nota en una pequeña libreta. Me sentí orgulloso de mi pequeña. Era una niña muy inteligente, curio
MILENAMiraba mi rostro en el espejo y no entendía bien, lo que me pasaba, pero en mi interior estaba demasiado nerviosa, no entiendo del porqué mi corazón se agitaba al ver a ese hombre. Era como si lo conociera de antes, como si hubiera compartido algo con él. Ayer al verlo, senti un cosquilleo inexplicable, el cual recorría mi piel, mi mente se llenaba de interrogantes sin respuestas claras. ¿Acaso nos conocíamos de antes, será que habíamos cruzado palabras alguna vez?Niego soltando el aire estancado en mi interior.Mientras me preparaba para irme a su casa para trabajar como niñera, recordaba las palabras reconfortantes de mi abuela, esa mujer sabia y fuerte que siempre había sido mi sostén. Ella me había contado que aquel hombre, Derek, era un hombre tranquilo, trabajador y de familia, conocido por su bondad y compromiso. Ella me comentó que el señor, Derek tenía dos pequeños hijos, y aunque uno de ellos era un poco travieso, siempre lograba arrancar una sonrisa con su inocente