Kaia Paidousi y Vincenzo Leonardi, se conocieron el mismo día su boda, para él era una obligación, para ella una oportunidad para redimir a su familia. Vincenzo es un hombre pocas palabras y había jurado nunca llegar al altar, pero siendo el CEO del conglomerado, su padre lo obliga a casarse para que pueda seguir siendo el jefe de todas las empresas, de lo contrario habrán consecuencias. Kaia tiene un temperamento explosivo, le reclama a su padre por haber llegado a un acuerdo de matrimonio sin su consentimiento, pero nada puede hacer ante la inminente bancarrota a la que se enfrenta la empresa de su padre si no se cumple el acuerdo. Ellos están viviendo en un matrimonio de pesadilla, porque ninguno de los dos iba a dar su brazo a torcer, pero tendrán que encontrar una luz al final del camino. Pues en sus familias, no se permite el divorcio.
Leer másKaia se sentó en el sofá sin ningún decoro, después de escuchar lo que le dijeron sus padres, el día de mañana sería su boda con alguien del que no tenía conocimiento y desde luego que ya todo lo habían planeado sin siquiera avisarle. Regresando de sus vacaciones se encontró con esa noticia, pensando que se trataba de una broma.
Sus padres no le podían estar haciendo eso, y ¿qué tal si ella tuviera novio? No tenía ni voz, ni voto en su propia casa. Le dolía todo lo que le estaban haciendo. Ni siquiera todos sus ahorros llegaban a una mínima parte de lo que su padre debía. La empresa estaba en bancarrota, nada la podía salvar, solo Maximus Leonardi.
–Mamá, no estoy preparada para esto, sabes mi idea sobre el matrimonio. Nadie va a aguantar mi temperamento, seré devuelta en el primer pleito que se arme.
Se sentó derecha, alineando su postura al igual que lo que había dicho, ella no era para el matrimonio. Abigaíl, miraba a su hija y por dentro estaba sufriendo por ella. No supo de los problemas de su esposo hasta que ya fue demasiad tarde y ya no podía salvar a su hija de ese matrimonio.
– ¿Por qué piensas en eso hija? Dale una oportunidad a este matrimonio, tu padre ya no puede con tantas deudas y el préstamo que ha hecho Maximus, debe pagarse, aunque sea de este modo.
La cólera invadió los sentidos de Kaia, ella había disfrutado al máximo de esas espectaculares vacaciones sin saber lo que se estaba fraguando en su contra. Su padre la había engañado mandándola lejos para que no se enterara de su bajeza.
– ¿Y tú, papá, por qué me mandaste de vacaciones sabiendo todo esto? Me engañaste, me hiciste creer que era como cualquier otra vacación. Lo tenías todo bien planeado, pues ahora no puedo hacer nada.
Darío, no supo que contestarle a su hija, pues ella tenía toda la razón, Kaia era la única que se iba a poder casar con el hijo de Maximus, tampoco era que el chico tuviera otra opción. Ambos padres estaban haciendo un pacto que incluían a sus dos pequeños hijos sin sus aprobaciones.
–Ya todo está arreglado, no nos queda más que cumplir con este acuerdo.
Estaba sentada como si la hubiera alcanzado un rayo, se encontraba paralizada de la rabia que corría por sus venas. No sabía si reír o llorar de la impotencia.
–Todo lo hicieron a mis espaldas, soy solo un cheque al portador, con la que puedes pagar esa deuda. Mamá, no me dijiste nada cuando te pregunté cómo iban las cosas y con eso me refería a todo.
Abigail no había querido faltar a su palabra, le había prometido a su esposo que no le comentaría nada a su hija, porque no habría manera de que pagaran todo lo que debían a Maximus.
–No podemos retroceder, el compromiso ya ha sido divulgado y mañana es el gran día.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Abigaíl sin ya poderlas detener. Pero eso no era suficiente para Kaia, no soportaba que la traicionaran. Su madre sabía las consecuencias.
–No lo creo, mamá, para mí será el peor de mi vida, seré la novia más infeliz del mundo y no me culpen si las cosas no les salen bien.
No sabía cómo la iban a tratar en la casa de esas personas, no les iba a servir de mucho, era una rebelde y no se dejaría pisotear de nadie. Sus padres sabían muy bien como era y nos los estaba amenazando.
–Dentro de poco llegará Maximus, sube a arreglarte, tu prometido vendrá a verte. No quiero que te vea en esas fachas, tienes numerosos vestidos designados para este encuentro, eres una chica hermosa, cualquiera de esos vestidos resaltará tu figura y de seguro quedará encantado.
Kaia miraba a su madre y veía el esfuerzo que estaba haciendo para detener las lágrimas, la conocía perfectamente, su madre no estaba de acuerdo con esa transacción, por así llamarla.
–Te llevarás bien con el hijo de Maximus, me ha dicho que es un buen muchacho, muy trabador y es el presidente del conglomerado.
A ella no le importaba nada de eso, quería seguir estudiando y graduarse alguna vez de lo que tanto le gustaba hacer. Su sueño lo estaban contando al obligarla a que se casara con un desconocido, que ni siquiera su padre había visto.
–Que fácil ha sido para ti, ¿No, papá?, entregas a tu única hija y tu empresa sale ganando, bravo, espero que juntes muchos millones y que te duren muchos años, para que nunca más tengas que volver a venderme.
El corazón de Darío se encogió antes las palabras de su hija, ni siquiera quiso discutir el asunto con ella, pues sabía que se negaría en rotundo y su palabra era su palabra, ya había firmado con Maximus y no había modo de retroceso.
–Hija, si hubiera podido conseguir el dinero, jamás te hubiera hecho pasar por esto, perdóname, por favor.
No aceptaba sus palabras, ella se había portado bien, aunque tenía un temperamento explosivo, se sabía controlar delante de sus padres. Había sido una buena hija.
–Cuando salga mañana por esa puerta, será la última vez que me vean. Y ya no llores más, mamá, que no me he muerto todavía.
Kaia, estaba aceptando que se tendría que casar con el hijo de Maximus, ella en la vida jamás había escuchado de tales personas. Pero tendría que pagar la deuda de su padre.
Se levantó mecánicamente del sillón. Resignada subió a su alcoba, caminar hacía su habitación le costaba cada paso que daba. Se sentía como un pequeño ternero que sería llevado mañana al matadero.
No le iba a quedar de otra, se tendría que casar y esperaba que no fuera con un hombre viejo y gordo, no lo soportaría.
Entonces una idea se le cruzó por la cabeza, sus hermosos ojo se iluminaron, verían si ese estúpido prometido suyo se iba a querer casar con ella.
Vincenzo entró con la niña en brazos, no había pasado ni diez minutos cuando ya la traía de vuelta. Algo que le pareció extraño a Kaia, ya que la enfermera se la había llevado para la revisión pediátrica.— ¿Qué pasó, mi amor, ya el pediatra no revisó a Vika?— No, amor, dijo que ya no era necesario, ya traigo la salida para que nos podamos ir a casa.— Qué bueno, porque me había preocupado en que se demorara la enfermera en traernos a la niña. Entonces ya nos podemos ir.No le dijeron nada a nadie, él iba a ver como resolvería esa cuestión, lo que ahora le interesaba más era llegar a la seguridad de su hogar. Después le diría a su esposa lo que había estado a punto de ocurrir.Estaban felices de poder estar en su hogar, Vika se había comportado muy bien y durmió durante todo el trayecto, iba en los brazos de la abuela Abigaíl, quien no dejaba de mirarla y sorprenderse.— En verdad se parece a ti, hija, pero también a su padre, en cuanto empiece a crecer, veremos a cuál de los dos pad
Todo fue tan rápido que de un momento a otro ya tenían a la pequeña en sus brazos, era una emoción tan grande para los dos, ver por fin al fruto de su amor, la bebé nació en perfectas condiciones, después de que la asearan y la revisaran la pusieron en el pecho de Kaia.Vincenzo salió a decirles a todos que ya había llegado al mundo la preciosa Vika Leonardi, les había encantado lo ingenioso del nombre, era la mezcla de los nombres de los felices padres. Celebraron y dejaron descansar a la cansada madre, ya el día de mañana llegarían a la casa, ya que no hubo complicaciones con la bebé. Mientras ellos celebraban, Raissa recibía una noticia para nada de su agrado. Ese acontecimiento los había agarrado con la guardia baja a todos, en un abrir y cerrar de ojos la hija de Vincenzo ya había nacido.— Señora, ha nacido antes de tiempo la niña, al llegar hoy a la clínica nos hemos sorprendido con esa noticia.Ellas no pudieron hacer nada, el día anterior había sido el día de descanso de las
Kaia tomaba con fuerza la mano de su esposo, las contracciones habían empezado a aumentar en ese lapso de tiempo. Veía el dolor en el rostro de su esposa y deseó ser el que estuviera en su lugar. No le gustaba para nada estar viendo como ella estaba pasando por tanto dolor, pero sabía que eso era así. Ella iba a traer una nueva vida al mundo y esas eran palabras mayores. Por algo, no cualquier mujer, era capaz de dar vida y de ser madre.— Sí, una respiración profunda y empujar tres veces durante cada contracción, pero ya no puedo aguantar más, siento como se está moviendo hacia abajo. Me duele mucho y cada vez es más fuerte y constante el dolor.Kaia no era de las mujeres que se quejaran, pero en verdad le dolía mucho el vientre y ya estaba sufriendo mucho los dolores, tanto que estaba sudando frío.— Se está acomodando, mi amor, nuestra hija tiene mucha prisa por salir, deja que venga la enfermera para que te vuelva a revisar. Todo va a estar bien, te lo prometo.Kaia había soporta
El abuelo había llegado desde una semana antes con Aurora, Alessio y la pequeña Donatella, todos iban felices a acompañar a Kaia y a Vincenzo para vivir ese especial y mágico momento. El abuelo estaba desesperado por conocer a su primera bisnieta, ahora que toda la familia estaba completa.Eran una familia feliz, afortunadamente le habían dado la patria potestad a Alessio, como debía ser. La niña estaba feliz y muy bien cuidada y atendida por su padre. Alessio quería recuperar el tiempo perdido con su hija y ahora lo estaba haciendo poco a poco. Conocer a su hija era lo más hermoso que él había vivido y es lo que estaba por vivir ahora su sobrino Vincenzo.También habían llegado tiempo después los demás integrantes de la familia y con ellos Fabrizio y su actual novia, estaban teniendo unos días maravillosos llenos de alegría antes de la llegada del ser más esperado para las dos familias. Todos querían ver la linda carita de la pequeña hija de Kaia y Vincenzo, era algo que las dos fami
Mientras tanto, Raissa ya había empezado a comprar ropa para la bebé, se comportaba como si en verdad ella estuviera esperándola, pero así debía ser y nadie podía sospechar que ella no estuviera embarazada, tenía que hacer su papel lo más creíble posible para que nadie dudara de ella.Su disfraz tenía engañados a todos, pues se veía como una mujer embarazada. No había escatimado en todo lo que había invertido para que ese disfraz fuera lo más real posible, incluso ella se preparó y se documentó mentalmente sobre cómo podía sentirse una mujer embarazada para hacer su papel lo mejor posible.Quería tener todo preparado para cuando llegara el día del nacimiento, estaba tan feliz, se imaginaba que Vincenzo regresaría a ella, pues podían criar juntos a su hija, quería eso de verdad, recuperar a ese hombre que era todo para ella y poder hacer su vida a su lado y estaba segura de que lo iba a conseguir. Tocaba su vientre falso con mucha ilusión y se imaginaba con Vincenzo, a punto de ser pad
Los planes de Raissa iban sobre ruedas, cada vez que Kaia iba a su consulta, las enfermeras duplicaban algunas de las anotaciones y la colocaban en el expediente de la señora Alberti. Ella se estaba enterando, de todo lo que acontecía, en torno el embarazo de Kaia y de cómo iba ese proceso, para llegar al nacimiento de su bebé, no podía perder ningún detalle, pues de eso, dependía que su plan saliera bien.Ella no podía dejar ninguna cosa fuera de su alcance, para poder llevar a cabo, todo lo que había planeado con mucha antelación y haber invertido ese dinero con ese investigador, había sido la mejor inversión de su vida, pues si todo salía bien, como seguramente saldría, pronto tendría de vuelta a su amado Vincenzo entre sus brazos.Todos los que habían sido contratados por el investigador seguían sus papeles al pie de la letra. Por algo ese hombre había cobrado cantidades millonarias, para hacer lo que ella le pidió, pues se había rodeado de los mejores profesionales y nada iba a e
Último capítulo