— ¿Te quedarás callado?
—Ven, creo que es necesario que hablemos sobre algo delicado.
—¿La implica a ella?
—Sí, así que, por favor, escucha atentamente lo que diré.
Patricia no se cambió de puesto, se quedó en su lugar y se cruzó de brazos.
—Sabes que se acerca la reunión anual, pero esta vez no irás. El que hayas hablado de esa forma esa vez te puso en la mira, aparte de que todos se cuestionaban mi rol en esta organización.
—Sé que no estaban felices con mis palabras.
—No. Nunca te lo dije, pero por algo te digo que te protejo. Te tienen en la mira, por tu manera de pensar y el hecho de que hayas estado ahí; viste cosas que jamás deben salir a la luz.
—Cosas muy cuestionables.
—Y nadie debe saberlas; yo les he prometido que jamás dirás nada. Por eso no te molestarán y no te amenazarán. ¿Entiendes?
—Sí, y me es asqueroso que tú les patrocines todos y les cubras todo.
—Con el favor a cambio de que siempre puedo salirme con la mía, por eso puedo andar por la calle sin tener que esconde