Ambos se quedan mirándose a los ojos por unos pocos segundos, hasta que, finalmente, Sawyer se separa, carraspea su garganta y le pregunta:
—¿Se puede saber qué demonios estabas haciendo ahí dentro?
Lucy se mueve incómoda, pasa el peso de cuerpo de un pie hacia el otro, hasta que por fin decide hablar con naturalidad, como si nada hubiese pasado.
—Estaba revisando a nuestra paciente ¿por qué no me dijiste que tenías una hermana?
—Quinn es mi paciente, te dije que todos los pacientes eran nuestros, excepto uno, este es solo mío. Nunca debiste entrar ahí.
El sentimiento de culpabilidad se asienta y se arremolina en el interior del estómago de Lucy, pero, en lugar de permitirse sentirse mal por ello, usa la culpa como combustible.
Estar en presencia de Sawyer envía chispas por las venas de ella.
—¿Por qué no tienes a todo un equipo tratándola? Ella podría…
—No digas que podría mejorar. Eso no es posible, deberías saberlo si leíste su historial o si ella te contó su diagnóstico. Se está m