Solían ser novios pero se vieron obligados a separarse por las objeciones del padre de ella, Eleri lo abandonó para proteger su vida y él la odió hasta los huesos al pensar que no lo amaba. Años después en un accidente de coche, su padre murió y ella se debatía entre la vida y la muerte, entonces él lo aprovechó. La secuestró por venganza, aunque también por su protección. Pero ella perdió todos los recuerdos de él y del secreto que Aaron se esfuerza por mantener, su hija. Aaron está furioso de que no los recuerde, porque sabía que Eleri nunca querría un bebé con él. Ella recuerda a todos, pero solo los olvida a ellos. Él no está dispuesto a dejarla ir. Esta vez hará que se enamore de él antes de abandonarla. La mafia es solo una excusa.
Ler maisLas luces parpadeaban frente a los ojos de la mujer joven mientras que escuchaba gritos y voces masculinas.
—¿P-papá?
Cada parte de su cuerpo dolía, no sabía qué estaba pasando.
Una lágrima escapó de sus ojos evocando frente a ella la perfecta cara masculina que tanto había añorado y ahora parecía borrosa.
¿Era un sueño o él realmente estaba ahí?
—¿Viniste por mí...?
Nadie pudo entender su balbuceo, ella alzó su mano para tocar su rostro, aunque fuera por última vez, lo había echado tanto de menos, pero de repente todo se volvió oscuridad.
—¡El ritmo cardíaco se está incrementando! —señaló la doctora alarmada.
Aquella chica joven que parecía antes haber sido sumamente hermosa se debatía entre la vida y la muerte sin tener ni idea de lo que a su alrededor se estaba moviendo con su accidente.
Ella junto a un hombre mayor acababan de ser ingresados al hospital por causa de un accidente automovilístico.
—Está a punto de...
—Necesitamos estabilizarla.
El médico colocó con suma rapidez el desfibrilador en el pecho de la mujer inconsciente haciendo que la doctora que se estaba encargando de las heridas de su brazo derecho que casi parecía destrozado, se apartara.
—¿Qué pasa con el otro paciente?
Quien quiera que fuera el causante de este suceso había huido pero un grupo de hombres los había llevado al hospital, dejando a la mujer en las manos del médico, específicamente.
El mejor cirujano de la ciudad.
—Tuvo una hemorragia al momento del impacto, llegó sin signos vitales. ¿Cree que ella...?
—Ella estará bien. Tiene que estarlo —añadió el médico con los ojos fijos en ella.
Acababan de amenazarlo por esa mujer, él no sabía quién era ella, pero sería su muerte si no la salvaba.
—Ella se muere y tú la acompañas, doc. ¿Me explico?
El médico recordó las palabras que aquel hombre había utilizado, pero lo que se había registrado en su mente mayormente fue el arma que disimuladamente le mostró.
La mujer estaba grave pero era joven, podía salvarla.
—Necesitamos donantes, ha perdido mucha sangre.
La voz de la doctora lo trajo de vuelta al presente.
El médico pudo respirar de nuevo al notar como el ritmo cardíaco de la paciente volvía a ser normal.
—Ve por ella, ¡Rápido!
—Hay un problema doctor Farrell, ella tiene el tipo de sangre RHNull.
—¡¿Sangre dorada?!
El médico comenzaba a desesperarse ante los nuevos acontecimientos.
—Necesito salir de aquí un momento, mantenla estable.
—Pero...
—¡Haz lo que te digo! Enviaré ayuda.
El médico salió por los pasillos notando como el hospital estaba rodeado de hombres vestidos de negro, él sabía quienes eran.
Mafiosos.
Los hombres que controlaban todo Boston.
—Maldición, necesito esa sangre.
Enseguida se horrorizó pensando que iban a matarlo.
Al mismo tiempo un hombre hablaba por un intercomunicador, él no estaba cerca pero aquella voz del otro lado prometía muerte.
Una que iba a ser letal.
—¿Estás seguro de que ella está ahí?
El subordinado del lado opuesto respondió sin demora.
—Sí, jefe. Es ella, lo comprobé yo mismo.
La línea del otro lado quedó misteriosamente silenciosa hasta que finalmente ordenó.
—Actúa.
Él sabía qué hacer.
Se dio la vuelta y fue hasta la sala de urgencias, iría a por ella, entonces la pequeña cosita que estaba inconsciente sería llevada con su jefe, casi lo lamentó por ella, porque cuando estuviera en las manos del Diablo ella habrá deseado haber muerto en ese accidente junto a su padre.
*
La sangre del hombre hervía, estaba furioso por lo que había pasado y esto solo implicaba que alguien estaba apunto de morir a sus manos.
—Ella no debía haber estado ahí.
En ese momento encendió de nuevo el intercomunicador y la voz de su segundo al mando ya no sonó tan firme como antes.
Él sintió como su cuerpo se tensaba llenándose de rabia incalculable.
—Hay un problema, jefe.
—No hay espacio para los problemas, soluciónalo.
Su voz sonó engañosamente calmada pero su mano derecha lo conocía mejor, sabía que él era mucho más peligroso de ese modo.
—Lo sé, pero... ella necesita sangre para ser operada.
—Consíguela.
—Pero, jefe...
El hombre bloqueó la comunicación sabiendo que su palabra era ley para sus hombres.
—Si no llegamos en 15 minutos, considérate muerto —habló con su característica voz fría a su piloto.
Ignoró a todos a su alrededor apretando la mandíbula, tratando de apartar aquella sensación que no le gustaba nada.
Había llegado el momento de arreglar cuentas con esa mujer.
—Aterrizaremos en breve, jefe.
Estoy temblando de miedo mientras que él parece tan impasible como siempre.Sus ojos grises se clavan en mí como si penetrara mis pensamientos.Aaron me tiende la mano y yo no dudo en tomar la suya.—Estás temblando.Trato de sonreír pero solo aparece una mueca en mis labios.—Te amo.Veo como su mandíbula se tensa.Aaron lleva mi mano hacia sus labios dejando un beso suave sin abandonar mi mirada.Quiero llorar de la ansiedad aunque no me lo permito.En mi cabeza me repito una y otra vez que debo ser fuerte.—Yo también te amo, amore mio. Ojalá no te hubiera puesto en esta situación.—No digas eso. Siempre quiero estar contigo Aaron. Y siempre lo estaremos —digo con determinación.Él está a punto de decirme algo pero la doctora hace su aparición junto con Jessie quien también estará ahí dentro.—Es hora de entrar a cirugía.Ambos asentimos pero no queremos separarnos del otro.—Te amo —repite Aaron mientras se lo llevan y yo le digo las mismas palabras.Colton me abraza con suavidad d
Mientras miraba la pulsera que Aaron nos había dado a las cuatro como regalo, mis pensamientos volaron a la situación que estaba por venir.Estos días han sido los más felices pero también los más angustiantes.No dejo de pensar en Aaron, en lo que nos depara el futuro.—¿Me acompañas al carrusel, papi?La voz dulce de Alessia hace que los mire a ambos.Aaron la carga en sus brazos mientras que las gemelas lo siguen sonriendo ampliamente.—Todo saldrá bien Eli, Aaron saldrá bien de la operación.Asia aprieta mi muñeca con suavidad ocasionando que la mirara antes de suspirar.—Cada vez que los veo juntos no puedo evitar pensar que quizás Aaron tenía razón al no querer decirnos que estaba vivo. Si a Aaron llega a pasarles algo... —detengo mis palabras con un nudo en la garganta antes de continuar —. No sé qué voy a hacer, no sé cómo podría consolar a las niñas mientras que yo me muero por dentro, Asia.Ella me abrazó suavemente.—Lo sé. Pero no le pasará nada. Deberías saberlo mejor, Aa
Aaron me llevó a casa y dormimos abrazados después de un nuevo maratón de sexo ansiando recuperar el tiempo perdido.Cuando el sol estaba saliendo me escabullí de la habitación para hacer algunas llamadas.Volveríamos a Boston.Me había ido con mis hijas porque vivir en la casa de Aaron solo traía más recuerdos dolorosos pero ahora he contactado al mejor médico para él.Ha accedido a hacer su cirugía... solo faltará que Aaron acepte.Hay tantas posibilidades que tengo esperanza, solo no puedo dejar que él note este sentimiento porque sé que se sentirá culpable.Cuando vuelvo a la habitación no estoy lista para encontrar y nuestras gemelas cuchicheando en el pasillo.No sé cómo decirles a nuestras hijas sobre Aaron y eso es lo más difícil de todo.—¿Qué hacen despiertas tan temprano?Ambas jadean asustadas ante mi voz y luego se giran a mirarme.—Mamma, Alannah quiere que vayamos a la pista de hielo hoy.Miro a mis dos preciosas chicas suspirando aliviada porque no hubieran entrado en l
ELERI—¡¿Dime dónde está?!Las lágrimas caen de mi rostro si poder evitarlo.Stephen me mira dudoso, incómodo.Pero lo único que me importa ahora mismo es Aaron.Tengo que estar con él.El pensamiento cruel se repite en mi cabeza.Él no puede morir, no puedo perderlo otra vez.—Eleri...—¡Dímelo!Cuando lo hace no me importa correr a por mis llaves pero Colton me intercepta cuidándome como siempre.Al parecer acaba de escuchar nuestra conversación.—Si quieres ir yo te llevaré. No dejaré que conduzcas así.Él sabía que nadie me podía apartar de Aaron ahora.Yo asiento sin ganas de discutir porque lo único que quiero hacer es verlo a él.La angustia golpea mi pecho dolorosamente.—Asia...—Yo cuidaré a los niños. No te preocupes.Asentí una vez más mientras Colton y yo nos dirigimos a su auto.El alcohol que había bebido desaparece de mis venas como por arte de magia dejando paso a la racionalidad pero sin apartar el cruel dolor.—Eleri, yo...—No tienes que decir nada Colton, sé que te
AARONSolo hay un nombre que se repetía en mi cabeza mientras me recuperaba.Eleri.No podía dejar de pensarla incluso en medio de la bruma dolorosa.Después de que el hijo de perra de Demetrio me disparara en la cabeza, Sage me llevó al hospital sin decirle a nadie.Por meses estuve en coma y solo el primo de mi mujer sabía mi paradero.Cuando desperté pensé en ella, en mis hijas.—¡¿Dónde está Eleri?!Esa fue la primera pregunta que hice.Sage me lo contó todo.Ella pensaba que yo estaba muerto y casi lo estaba en realidad, lo supe una vez que la doctora dio au veredicto.—La bala está aún en tu cabeza. No podemos hacer nada para sacarla sin arriesgarnos a que mueras.—¿Hay alguna esperanza?La doctora pareció tensa antes de negar con la cabeza.—Es una cirugía muy difícil y podrías morir en ella si algún médico quisiera llevarla a cabo.—Puedo vivir con esta bala en la cabeza.—No lo sé con exactitud. En algunos casos podrías vivir, pero a veces podrías... morir en cualquier moment
Empujo su pecho con fuerza apartándolo y golpeo este irrepetibles veces.Aaron no hace nada.Incluso parece vulnerable, tan roto como yo.Pero no volverá a engañarme.—¡Eres un hijo de puta!Me deja descargarme contra él al mismo tiempo que sigo llorando como una estúpida.—¡Si querías dejarme por esa perra solo tenías que decírmelo!Él intercepta mis puños esta vez mirándome con la mandíbula desencajada.—¡Jamás te dejaría, ni por ella, ni por nadie!—¡¿Entonces por qué nos dejaste?! ¡¿Por qué te fuiste estos tres años sino fue por Doretta?!Él se mantiene en silencio, más tenso de lo que estaba antes.Me suelto de su agarre ahora demasiado cansada.Me abrazo a mí misma viendo a los chicos en silencio detrás de él antes de clavar la mirada en Aaron otra vez.—Habla —demandé.Pero él no lo hace.Se queda en ese silencio tan doloroso que termina de acabarme.Asiento con la cabeza.—Esta bien, si quieres que sea así, entonces déjame en paz. No te necesité estos tres años, mucho menos te
Último capítulo