Mientras conducía hacia su casa, Martín repasaba en su mente una y otra vez lo vivido junto a Samantha.
El hecho de conocer a los hijos de la joven no había salido tan bien como el abogado  esperaba. Lo que había sucedido, en lugar de darle calma lo había dejado preocupado y ansioso.
Había puesto lo mejor de sí para hacerles pasar una tarde agradable y si bien ellos no lo habían tratado mal, tampoco parecían estar muy dispuestos a abrirse ante él.
La más reticente a hablarle fue Daniela. Claro, era la más tímida de los dos, pero también la más observadora y quizás la más difícil de “conquistar”, de eso Martín estaba totalmente seguro.
—¡Esa nena sí que es intimidante! —dijo, sonriendo levemente—. Sin duda me costará mucho ganarme su confianza. Es tan parecida a su madre que asusta… siempre tan introvertida, viendo todo a su alrededor, en cambio Sebastián... es el vivo retrato de Javier —murmuró, aplanando los labios—. No sé por cuanto tiempo Samy podrá mantener su secreto a salvo.
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