Los chicos se encerraron en su habitación apenas llegaron de la salida que habían tenido junto a su madre y Martín.
—¿Qué piensas Sebastián? ¿Crees que a mamá le gusta ese hombre? —preguntó, intrigada la niña.
Su hermano entrecerró sus pequeños ojos y miró hacia todos lados.
—Mmm, no lo sé —dijo, con un aire de misterio—. Mami, nunca tuvo novio así que no sé que pensar.
Daniela frunció el ceño, cruzando los brazos con actitud de conspiradora.
—¡No me digas que no te fijaste en cómo la miraba Martín! —acusó con voz baja, como si revelara un secreto prohibido—. ¡Yo creo que a él sí le gusta! Lo que tenemos que averiguar es si a ella le gusta también.
Sebastián negó con la cabeza, aunque no pudo ocultar una sonrisa traviesa.
—No sé, Dani… —dijo bajito—. Creo que tenemos que estar más atentos, desde ahora. Ella nunca nos había presentado a ningún hombre.
Daniela lo miró de reojo, pensativa.
—Tenemos que averiguarlo, hermanito —susurró conspiradora—. Esto es importante. Nuestra mamá no