Daniela y Sebastián miraban a Damián con la boca abierta. Habían visto una foto de ese extravagante hombre que su mamá tenía en un portarretrato en su casa de Londres. Habían descartado por completo que él fuera su papá ya que su mamá les había contado que Damián había sido su mejor amigo, casi un hermano para ella.
Además, no le veían ningún parecido con ellos.
—Chicos, no se hagan los tímidos. Saluden a su tío Damián —le ordenó Samantha con dulzura—. Ustedes saben quien es, les he hablado de él. Lo han visto en fotos.
Sebastián como siempre, dio el primer paso, su hermana lo siguió.
—Soy Sebastián Guerrero —dijo con solemnidad, estirando su pequeña mano—. Es un placer conocerlo, señor Damián.
El hombre frunció el ceño y sonrió.
—¡Escúchenme muy bien! —dijo fingiendo estar ofendido—. Yo no sé que les habrá dicho su mamá. Pero, yo soy su tío Damián, el único y mejor tío del mundo que tienen. Así que no me traten de “usted” me hacen sentir un viejo decrepito y soy menor que ella por tr