Al ver eso, Oliver se apresuró a dejarla sobre la cama y tratar de despertarla; lo hizo llamándola y golpeando con suavidad su rostro.

Por fortuna, un par de minutos después recobro el sentido; pero apenas se orientó un poco se volvió a alterar. Oliver estaba sentado a su lado en la cama, así que comenzó a golpearlo con los puños tratando de que se alejara. Sin embargo, contrario a lo que esta quería; decidió detenerla y para hacerlo se colocó sobre ella, sujetando sus manos con las suyas. Lo hizo no solo para que no le hiciera daño, sino para que no se lo hiciera ella misma y es que estaba tan alterada que temía pudiese hacerlo.

—¡Calma! —le ordenó con firmeza.

Ella, en cambio; apenas le escuchó y es que no dejaba de pelear contra este.

—Espera un poco y escúchame —ordenó, preocupado por ella.

—No quiero escuchar nada de ti; sólo suéltame, entrégame a mi hijo y déjame ir —exigió, aun cuándo sabía que en esos momentos no tenía poder alguno sobre este.

—Temo que no puedo hacer eso y e