Seis meses después...
Emma había conseguido trabajo como instructora en un importante hospital ahí mismo en la ciudad para enseñar a las familias a tratar y aplicar ellos mismos los ejercicios a sus seres queridos con dificultades de movilidad o parálisis. Era algo muy parecido a lo que hacía en el centro de rehabilitación, más ahora podría hacerlo en plena cuidad. También instruía a enfermeras recién salidas de la carrera, lo cual era una excelente oportunidad para ella dada su condición y las dificultades que está representa.
Los directivos del hospital quedaron impresionados con sus referencias y no dudaron en contratarla, no encontrando objeción alguna con su condición. Al contrario, lo encontraron muy admirable; además de que creían no había nadie mejor que ella para dar un claro ejemplo de lo que necesitarían hacer por los pacientes y también de que se podía salir adelante.
Habían escuchado de su forma de trabajar y no encontraban objeción alguna con eso, todo lo cual era perfe