Tiempo después...
Un buen día, Oliver se encontraba en su oficina intentando trabajar; cuando de pronto recibió una llamada del detective que había contratado. Al ver qué sus esfuerzos por dar con ellos eran inútiles, decidió optar por contratar a un experto para que diera con su paradero. Creyó que de ese modo sería más fácil y rápido volver a verlos; por desgracia se había equivocado, pues el tiempo pasaba y no lograba encontrarlos.
Aunque debía reconocer que había tenido más avances que él; pues logro averiguar que tomo un taxi, el cual la llevo hasta la estación de autobuses. Sin embargo, no tomo un autobús; sino que debió salir en auto. Por desgracia, habían salido tantos a la misma hora que había sido casi imposible seguirle la pista.
—¿Me tiene alguna noticia? —le preguntó, sin andarse con rodeos y es que no estaba de humor para eso.
—Me complace decirle que así es, al fin tengo algo para informarle. Los médicos que la atendieron se han negado a facilitarnos información alguna