Valerio ha planeado su venganza hacia la casa real de Arion, y cuando tiene a la princesa Livana en sus brazos solo quiere destruirla, aunque su cuerpo lo atraiga como el infierno y haya algo inocente en sus ojos. No duda en humillarla haciéndola su esclava sexual ante todos, aunque él no puede sentir placer, de hecho, no puede sentir ningún sentimiento más que odio por lo que la familia de Livana le causó en el pasado. Ella parece imperturbable hasta que está a punto de romperse, y en silencio planea recuperar lo que le pertenece, incluso si tiene que seducir a esa bestia llamada Valerio. El error de Livana fue no prever las consecuencias y ahora todo se ha vuelto más complicado porque tendría un cachorro del Alfa Rey, por el que estaría dispuesta a todo, incluso a arrebatarlo de las garras de su despiadado padre.
Ler mais— ¿Creíste que podías huir con mi cachorro? —su voz masculina surgió de la oscuridad logrando que me estremeciera.
Alcé la vista de inmediato.
Las cadenas alrededor de mis muñecas tintinearon por el movimiento.
Algo se agitó en mi pecho haciéndome sentir indefensa.
Asustada.
— ¿Qué no podría rastrearte?
Me tensé cuando sus ojos se clavaron a los míos y de repente lo vi acercándose paso a paso en mi dirección antes de rodearme como si estuviera percatándose de algo.
— ¿Qué no podía olerte?
Parecía estarme cazando como un lobo a su presa.
Sin embargo, aunque yo estaba en desventaja ahora, no soy fácil de vencer.
No cuando tengo tanto que perder.
No obstante, podía sentir algo mucho más intenso e inquietante dentro de mí. Algo que yo misma sabía qué era pero que al mismo tiempo me daba vergüenza de admitir.
— ¿Qué yo te dejaría ir?
Él murmuró justo detrás de mí pegando su pecho a mi espalda y su boca a mi oreja, incendiando mi cuerpo aunque de manera involuntaria.
Sus manos cubrieron mis pechos desnudos y solté un gemido de sorpresa.
—Pensaste quizás ¿Qué no iría por lo que me pertenece?
Deseo.
Un sentimiento que me negaba a experimentar por este hombre frío.
Normalmente se mostraba impasible, gélido pero a la misma vez salvaje y vengativo.
— ¿Dónde está mi hijo? —le pregunté con firmeza apartando cualquier miedo que pudiera tener.
Él podía hacer cualquier cosa conmigo pero yo necesito saber de mi cachorrito.
Necesito que esté bien, es lo único que me importa.
Yo haría cualquier cosa para que este a salvo, por eso intenté alejarlo de este monstruo frente a mí.
Él dejó de tocarme para darse la vuelta y quedar frente a mí.
Veo como sus ojos se oscurecen notablemente.
Su lobo está rasgando dentro de él para hacerse presente y yo no puedo evitar sentir miedo.
— ¿Quién te dio permiso para hablar?
Como siempre su voz es letalmente suave conmigo pero mucho más exigente que con los demás.
— ¿Dónde…?
De repente apretó mi cuello con una mano tirando de este con rudeza aunque sin lastimarme haciendo que mi cuerpo colisionara con el suyo.
Me miró con rabia y yo temblé sin poder evitarlo.
Su pulgar acarició mi labio inferior lo que causó que me estremeciera bajo su toque.
—No has aprendido nada, princesa ¿No es verdad? —Dijo con sorna esta palabra humana a mi título real—. Pues tendré que enseñarte el trabajo de una esclava por su Áyax.
Soltó mi cuerpo y dirigió ambas manos a mis pezones sensibles apretándolos.
No pude evitar soltar un gemido el cual ahogué mordiendo mi labio aunque había sido demasiado tarde porque él lo había escuchado.
— ¡No eres mi Áyax!
Una vez más usó su máscara de frialdad que no me permitía ver su reacción. Sin embargo, podía sentirlo cabreado.
La ira surgiendo dentro de él quemando los bordes de su exterior.
—Ahora lo soy, estás en mi reino.
Y ¿Adivina qué? Solo yo decidiré cuando hables o no lo hagas.
Solo yo podré poseer este cuerpo…
Él se inclinó para meter uno de mis pezones en su boca y torturar el otro con rudeza.
Esta vez apreté mis dientes en mi labio con tanta fuerza que terminé haciéndolo sangrar ante la humillación a la que me estaba sometiendo.
—Tampoco eres mi dueño —rugí furiosa.
Estaba tan molesta.
Con él por hacerme esto.
Conmigo misma por desearlo.
Yo debía estar tan loca como él, sin embargo, nunca lo admitiré.
Valerio se apartó de mí para mirarme con frialdad, evidentemente poco le había importado mi comentario pero no dudó en tirar de mi cabello hacia abajo, alzando mi cara para que nuestros ojos entraran en contacto.
—Ruge todo lo que quieras, eres mí posesión y lo sabrás mejor cuando te marque —me dijo a modo de amenaza.
Él nunca me marcaría.
Ya lo ha dicho antes.
Solo me quiere para una cosa.
Tener mi cuerpo.
Me odia demasiado como para estar toda la vida conmigo atada a él.
Me moví buscando liberarme de su agarre de manera inútil ya que sigo encadenada.
— ¡Dime dónde está mi cachorro! —exigí
Él es un Alfa pura sangre, el Áyax de Arkalla y a pesar de que yo soy la única heredera de Arion, mi raza está m*****a, mejor dicho, las mujeres Arionas lo estamos, ninguna a pesar de ser loba pura puede convertirse, de hecho a penas podemos escuchar la voz de nuestros lobos, lo que nos hace más débiles, casi humanas.
¿Cómo podría yo enfrentarme a un Alfa como él?
Tan fuerte y poderoso.
No lo sabía aún pero por ningún motivo voy a rendirme.
— ¿Escuché bien?
Alcé mi barbilla con la dignidad de lo que soy, una Thalassi, no una princesa humana.
Daré mi vida incluso porque mi cachorro no tenga que vivir a merced de este lobo despiadado.
—Tú no tienes derecho a exigir nada —gruñó él quien estaba cada vez más molesto para después tomar mi barbilla con fuerza.
La cercanía entre nosotros es terriblemente abrumadora e inquietante.
Siempre ha sido igual cuando está cerca, aunque yo he tratado por todos los medios de no sentir esto, es imposible. Sin embargo tampoco puedo evitar odiarlo por todo lo que me ha hecho.
—Es mi cachorro.
—Nuestro cachorro, no lo olvides.
Estás en arenas movedizas, yo mando aquí y tú me obedeces.
Soy tu dueño.
Por si lo habías olvidado eres mi esclava.
Lo había dicho con tanta convicción que yo misma estuve a punto de creérmelo y lo odié por esto.
—Pasa —gruñó una orden y puerta de la habitación se abrió haciendo que me sintiera aún más humillada.
No esperaba que nadie me viera así, completamente desnuda y vulnerable frente a él.
—Arréglala —dijo en tono dictatorial cuando mi doncella entró en la habitación y se quedó paralizada mirándome con las mejillas arreboladas.
Era demasiado tarde como para sentir vergüenza.
No después de todo el tiempo que he estado en Arkalla con este hombre.
— ¿Me dejarás ver a mi cachorro? —le pregunté con un deje de esperanza que no pude borrar de mi voz.
Sus ojos se oscurecieron por la mención a mi hijo y apretó la mandíbula, evidentemente furioso, aunque su rostro se mostró tan frío e impasible como la mayoría de las veces.
— ¿Acaso no te lo dije antes? Bienvenida al infierno princesa, a partir de hoy serás completamente mía y jamás podrás huir.
¿Lo entiendes?
Mi boca se abrió e intenté decir algo pero ninguna palabra salió de mis labios temblorosos.
— ¿Qu-qué quieres decir? —pude preguntar a penas sintiendo el temblor en mi corazón.
Sabía que lo que diría a continuación sería mi fin.
Una cosa que nunca esperé.
Por primera vez pude ver que una sonrisa maliciosa se formó en su boca logrando que me estremeciera por lo que diría a continuación sin importarle que había alguien más escuchando nuestra conversación.
—Que hoy serás mi esposa, la Thalassa de Arkalla, mi mujer.
Completamente mía —me respondió con voz aterradoramente aterciopelada como si buscara que yo le temiera y lo había conseguido.
Me quedé muda por la conmoción.
Solo su lengua atrevida me sacó de mis pensamientos cuando trazó mi labio inferior lamiendo la sangre que yo misma había provocado.
Aunque a pesar del calor en mi vientre y la sensación extraña en el, yo solo podía pensar en una cosa.
“Eso solo significaría que mi destino estaría ligado a él y yo no quiero esto.”
Eso sería mi fin.
—No…
No obstante, mi negativa no fue escuchada porque él ya había salido de la habitación demandado a mi doncella ocuparse de mí.
—No se preocupe mi Thalassi, yo me ocuparé de usted, estará muy hermosa esta noche.
No podía escuchar las palabras de Lara.
Estaba tratando de que mi corazón dejara de latir a tanta prisa por lo que me habían hecho sus palabras.
Al punto de que ni siquiera sentí cuando ella comenzó a quitarme las cadenas de mis muñecas liberándome al fin.
Podía pensar en huir pero eso sería absurdo.
Ahora sé que por más que corra, él siempre estará al final.
Esperando por mí.
Queriéndome alejar de todo lo que amo, incluyendo a nuestro cachorro.
—Eso no significa que me rinda —murmuré.
Nunca me daría por vencido.
Encontraría a mi hijo y me iría muy lejos de ese Alfa, quien por desgracia no es otro que mi compañero.
"—Livana...La dulce voz hizo que la chica se sintiera arruyada.Le resultaba tan conocida como si la conociera muy bien y al abrir los ojos enseguida vio a una mujer preciosa.Tan blanca como la luna, y el cabello dorado.—Querida, al fin puedo verte.Has despertado tu poder dentro de ti.Livana abrió la boca impresionada sabiendo quien era ella.—La luna y el sol nunca han podido reunirse má que por medio del eclipse.Sol tuvo a su hijo y la luna tuvo a la suya.Sus hijos fueron enviados a la tierra donde podían amarse pero no lo hicieron.Pero por medio tuyo y de Valerio, querida.Finalmente el sol y la luna se han encontrado.Han creado su propio eclipse.Puedo amar a través de ti.Como el sol puede amar a través de tu amado.No te preocupes, querida niña.Naciste para estar con él.Y él, contigo.Nunca más se perderán porque ustedes son nuestros protegidos." Al despertar Livana frunció el ceño sin entender todo aquello.Sin embargo, la esperanza renació y ahora tenía la certeza d
NARRADOR OMNISCIENTE: –¡Áyax, han llegado las tropas del Tercer Reino! Tanto Valerio como Livana se tensaron de golpe de inmediato. Los dos comenzaron a ponerse la ropa con toda rapidez. —No vendrás —gruñó Valerio letalmente y ella se giró a mirarlo furiosa mientras que terminaba de vestirse. —Estuve entrenando para esto Valerio. Soy muy fuerte. Él gruñó girándose a mirarla cuando se colocó las botas. —Dije que no. Has entrenado, pero no para una jodida guerra. Por más que seas muy fuerte, no te quiero ahí. Si quieres hacer algo, cuida de nuestros cachorros. Nadie mejor que tú lo hará. Livana sabía que tenía razón pero quería luchar junto a su compañero. Valerio de alguna manera lo supo y suspiró en voz alta antes de acercarse a Livana cubriendo sus hombros con sus manos. —Voy a mantenerlos a salvo a todos, ¿Has escuchado, princesa? Te prometo que no te harán daño. —Tengo miedo por ti. Valerio no pudo ocultar la sonrisa ladeada de su boca mirándola a los ojos. —Nadi
LIVANAMi vientre se estremeció ante la sacudida que sintió mi cuerpo cuando sentí a Valerio empujándose detrás de mí.Su aliento chocó contra mi cuello erizándome la piel.Logrando que cada parte de mi cuerpo se estremeciera con su toque.Su pecho se pegaba contra mi espalda presionándome contra la pared de la parte exterior del castillo.Anteriormente le había pedido a Valerio que me entrenara para luchar.Al principio no quito pero ante mi insistencia, no le quedó de otra que hacerlo. Cada vez que luchaba podía sentir el poder fluyendo dentro de mí, sin embargo, mi loba ya lo sentía como su Alfa, incluso aunque ella era una nata, había terminando por rendirse ante nuestro compañero.La diferencia entre Lía y yo era que incluso aunque ella sea mi parte animal, yo no me rindo.Siempre busco provocarlo porque secretamente me enciende.No voy a negarme a mí misma cuanto quiero a mi compañero.Todo el tiempo lo necesito cerca.Sin embargo, ahora mismo siento como mis mejillas se colore
—Aún no puedo creer que Freya sea la cachorra que creí muerta.A Livana le dolía la traición de la que creía era su madre pero el hecho de que su cachorra estuviera a salvo le hacía olvidarlo.—Sinceramente Freya se parece demasiado a ti.Incluso aunque no lo sabía, yo...Hacía como si ella fuera tuya.Aria siempre la dejaba sola.No era lo que yo pensaba "buena madre", pero cuando tú ibas a verla, simplemente pensaba que eras su madre.La ex Thalassi sintió como su corazón se aceleraba al escuchar sus palabras mezcladas con la mirada que Valerio le dedicaba.Ya no era más el macho que se esforzaba por ser frío y gélido, o por lo menos con ella.Valerio la estaba mirando con todo lo que sentía por Livana.—¿Cómo sabías que iba a verla?Estuviste mucho tiempo alejado de mí.El Áyax frunció el ceño pasando su pulgar por la mejilla de Livana quien se estremeció por el toque.—Te escuché cuando le dijiste a Aria que querías alejarte de mí.Que no era nada para ti...Maldita sea, mujer.Es
Valerio día tras días se había dado cuenta de la pureza del corazón de Livana, después de todo lo que le había hecho. Ella no era como ninguna otra hembra que hubiera conocido antes y eso fue lo que le atrajo a pesar de su físico, que bien era cierto aquella hembra era la más hermosa que había conocido en su vida. Ninguna otra se le comparaba. —Yo... sé que ninguna disculpa será suficiente para todo lo que te hice pasar por mi orgullo y los secretos de los dos. Pero te prometo que a partir de ahora, haré lo que sea para llegar a ti. Livana sintió como si corazón retumbaba bajo su pecho con las hermosas palabras de Valerio. Simplemente no podía creer que aquel hombre era el mismo que la había esposado reclamándola como su esclava. Podía ver en sus ojos arrepentimiento. Pero también un sentimiento profundo que causó que las mariposas en su vientre revolotearan. —Desde hoy me pasaré la vida compensándote por lo que has sufrido injustamente por mí. Pero necesito que sepas algo má
—¿Qué me dirías si te dijera que en todo este tiempo tu hija estaba viva? Livana abrió los ojos con estrépito sintiendo que estos se llenaban de lágrimas de repente. —Y lo peor de todo es que fue tu "mamita" quien hizo todo esto. La "Thalassa" de Arion se encargó de todo. Se llevó a tu hija para que nadie supiera que tenías un bastardo y se encargó que la cuidaran. —¡¿Qué estás diciendo Aria?! ¡¿Dónde está mi hija?! Livana cerró su mano en el pelo de Aria furiosa, pero la mujer no se inmutó. Lejos de eso sonrió con malicia. —Solo te lo diré porque vas a morir. Resulta que Freya no es mi cachorra, sino la que creiste muerta, por eso salió positiva la prueba de paternidad con Valerio. Es su bastarda juntos. Livana gimió en voz alta sintiendo tanta emoción porque su hija estuviera viva, soltó a Aria dando un paso atrás con el corazón latiendo acelerado bajo su pecho. Pero ella no tuvo compasión. –Y te lo estoy contando todo porque estoy harta de verte. ¡Estoy harta de que
Último capítulo